De buenas letras

La poesía según Manuel Salinas

José Ignacio Fernández Dougnac

Miércoles, 8 de enero 2025, 23:18

Cuando terminé de leer 'Nadar contra la corriente (Disquisiciones poéticas)', de Manuel Salinas, tuve la grata impresión de haber recorrido un luminoso jardín de senderos ... que se bifurcan. La conocida imagen de Borges ilustra la experiencia de haber traspasado un ámbito esclarecedor, poblado por una rica variedad temática. Nos encontramos ante una exquisita miscelánea (en tanto que congrega el verso con el poema en prosa, el ensayo, el aforismo y ciertos vislumbres reflexivos, a la manera de Nietzsche), que no pretende, de ningún modo, reivindicar un tipo de escritura frente a otras tendencias en boga, sino sondear en un concepto de poesía que nos brinde una singular forma de existencia y una asombrada actitud del alma. A partir de aquí se establecen dos planos indisociables: uno, el puramente literario; otro, el más interesante, el de «estado de poesía» (por recordar a nuestro Rafael Guillén) como redención vital ante la «demasiada realidad», ante ese relumbrante parque de atracciones sustentado por la nada más absoluta, con «demasiada noticia, demasiada actualidad, demasiado hueso».

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Salinas traza con total coherencia lo que él mismo denomina la «poética del salmón»: nadar contra la corriente para ascender río arriba, hasta penetrar en lo oscuro, sumergirse en el misterio, cultivando así la lucidez de «mirar lo que está lejos / dentro del alma» (A. Machado). La poesía, pues, como modo de vida, tanto a través de la escritura como por medio de la lectura. Porque «leer es vivir, buscar aquella respuesta que no llega, esa pregunta por lo que falta y se sospecha»; esto es, «mirar el mundo tal y como verdaderamente es».

Gracias a esta idea de poesía, que es 'xenia', «cena que recrea y enamora» y encuentro con el «tú esencial» (volvemos a Machado), lo mismo que celebración del ser y de la mirada primigenia, se trenzan entre sí tres conceptos que dan sentido a la persona: el amor, la libertad y la esperanza, los cuales apuntan hacia «un destino tranquilizador, […] una forma de vivir más intensa que nos ofrece la capacidad de inventar otra vez la verdad y de poder hallar un sentido todavía». Como dijo Joan Margarit, un poeta muy diferente a Salinas: la poesía es también «una forma de esperanza». Y de todo ello emana algo tan sanador, tan subversivo, tan frágil y tan fieramente humano como la belleza.

'Nadar contra la corriente' es, pues, un libro que alumbra sobre la obra de su propio autor, al tiempo que nos sirve de brújula de bolsillo para navegar por estos procelosos «tiempos de nihilismo» y campanuda estupidez.

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