Impactos económicos

A menudo me he preguntado si en nuestra comunidad, de considerable extensión y peculiar idiosincrasia, existe el deseado 'equilibrio' en lo cultural, social, político, empresarial, en las infraestructuras, inversiones»

José García Román

Viernes, 17 de mayo 2024, 23:20

Nuestra 'aldea global', es decir, el planeta Tierra, está constituida por cinco continentes –océanos y mares compartidos– y éstos por naciones, algunas como suma de ... estados, y las naciones por autonomías –en sus conocidas versiones– o provincias, y éstas por ciudades, pueblos, aldeas, pedanías, cortijadas, barrios, calles, casas… y, ¡ojo!, el micromundo personal. ¡Qué complicación para entendernos! ¡Ah!, se me olvidaba: y las Naciones (des)Unidas, tan opacas, amigas de vetos y lenguajes babelianos y de la 'virtud' de una hipocresía 'cum laude', expertas en cerrar puertas sin dar portazos, una vez engrasados sus goznes para que no chirríen, a países 'incómodos' por la nadería de su poderío y capacidad de cumplir amenazas, y simultáneamente abrir otras para amortiguar posibles represalias o asegurarse suministros, y todo esto suavizado con discursos untados de demagogia y apretones de manos por aquello de la paz y la avenencia, pese a que estén manchadas de sangre, iniquidad o desmanes. ¿'Con-cordia' sin corazón? Las palabras concordia y diálogo necesitan urgentemente unas vacaciones.

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En la familia, en las instituciones de índole diversa, en los grupos sociales lo humano se hace presente en forma de virtudes y defectos que generan comparaciones y enfrentamientos, hijos de los celos y las envidias fomentadas por las 'injusticias', incluidas las de la 'lotería' genética. Vuelvo a la familia: ¿No son habituales los conflictos entre padres, padres e hijos, y hermanos, por tantas circunstancias? ¿Hablamos de herencias?

En España, uno de los graves puntos de fricción es nuestro 'desigual' sistema autonómico. De hecho, cada día se va tensando más la cuerda de la hipotética igualdad con regímenes forales, 'concerti grossi', cupos, cupones, cuponazos y subvenciones con criterios malabares, acompañados en algunos casos de insultos impropios de supuestas 'razas superiores'.

Ciertas 'uniones', como sucede con el modelo autonómico actual, son de una aparente integración, pues el ruido oficial impide escuchar la voz del desacuerdo que aparece a modo de binomio 'unión desunida' o 'desunión unida'. Se ha dicho que la unión hace la fuerza. Pero depende de qué unión y qué fuerza. En política se suele pasar con relativa facilidad del 'todos' (aunque en la realidad se excluya a quienes son del signo contrario) al 'nosotros', a los que aplauden, al 'gabinete' o al supremo 'yo, mi, me conmigo'. Existen distintas clases de centralismos con los oídos atentos a las fuerzas que los sostienen.

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En la 'regenerada' democracia se aspira al 'seguro de vida' en forma de escaños y puertas giratorias, aun cuando esto implique traicionar al ciudadano que le ha votado. En ocasiones, su legítimo representante no ejerce de tal, pareciendo que con su actitud acepta el aforismo italiano: 'Mangiato io, mangiata tutta l'Italia'; en nuestro caso, 'tutta la Spagna'. Y esto afecta a la Nación, a las autonomías y a las provincias. Sin embargo el verdadero reto sería: «Si he comido yo es porque han comido quienes han depositado su confianza en mí».

¿Que el modelo autonómico requiere un repaso?, indudablemente. ¿Que no se hará? Evidentemente. Demasiados intereses en mantener 'parcelas' y vivir sin levantar polvaredas, a sabiendas de que el tiempo se encarga de suministrar la conveniente ración de olvido. ¿Qué ciudades con ínfulas no anhelan ser la capital de España, excepto las separatistas? Granada y provincia precisan impactos económicos que amplíen horizontes de bienestar decorosamente solidario. Una pregunta: ¿Desde cuándo Granada no tiene un presidente de Gobierno de España, un ministro, un presidente del Congreso o del Senado, de la autonomía o del Parlamento?

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Se ha publicado que la Junta dispondrá de un nuevo CPD (Centro de Proceso de Datos) en la Cartuja de Sevilla para 2026, que contará con una inversión de 34 millones de euros, gracias a los Fondos Next Generation de la UE, que generarán 140 puestos de trabajo. Medios de comunicación han subrayado en estos días el gran negocio de la Copa del Rey que ha 'regado' de millones a Sevilla, indicando que es «¡muy buena noticia para la economía de la ciudad!». El presidente Moreno Bonilla ha manifestado que el deporte genera recursos, y que la Copa «proyecta la imagen de Sevilla y de Andalucía, que está preparada para albergar acontecimientos deportivos de primer orden». La celebración de la tercera Copa del Rey en el Estadio de la Cartuja ha significado un 'impacto económico' de aproximadamente 50 millones de euros (280 millones con las tres finales de tal competición). La COPE ha afirmado que el Estadio de la Cartuja es el nuevo motor económico de Sevilla. El presidente ha declarado que sueña con que Sevilla «sea sede de la Copa del Mundo en 2030, en el Estadio de la Cartuja, para lo que la administración andaluza está trabajando para conseguirlo».

A menudo me he preguntado si en nuestra comunidad, de considerable extensión y peculiar idiosincrasia, existe el deseado 'equilibrio' en lo cultural, social, político, empresarial, en las infraestructuras, inversiones... Pienso que hay algo que no cuadra con el espíritu de aquella ensoñación autonómica de los ochenta. Tengo derecho a la duda. Seguramente estoy desvariando; para variar. ¿Será por el cambio de hora? Me pregunto. Pudiera ser.

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