Se buscan pacificadores

José Ferrer Sánchez

Coordinador Observatorio Discurso de Odio IPAZ-UGR

Lunes, 20 de octubre 2025, 23:01

No me gusta decir que nuestra sociedad está polarizada, a veces lo menciono solamente porque todos reconocemos ese vocablo y rápidamente lo identificamos, es más, ... en 2023 la RAE la nombró «palabra del año», prefiero decir dividir, crispar, desunir, separar, que es lo que es en realidad, es decir, «orientar a conciencia en dos direcciones contrapuestas». Y es así, la sociedad no se «polariza» sola, hay intereses para conseguir esa crispación y división entre nosotros. Entonces sí, estamos divididos, separados y desunidos, es más nos quieren, repito, divididos, separados y desunidos, porque así es más fácil ser manipulados y utilizados por ciertas ideologías ultras, populistas y autoritarias.

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Todos podríamos coincidir en que la paz se antoja necesaria, paz a nivel geopolítico, nacional, local, familiar y personal… es fundamental para sobrevivir y buscar puntos de encuentro y empezar a cerrar y curar heridas. He utilizado también la palabra pacificador en su acepción de conciliador e incluso reconciliador, también mediador con otras connotaciones. Debo decir y sin que sirva de precedente, que me gusta más en inglés, «peacemaker» que literalmente significa hacedor de paz, cómo más elocuente y expresivo. Ser pacificador implica buscar la paz genuina, y esa paz solo puede lograrse si se funda en la verdad, no en meros acuerdos superficiales o en evitar los conflictos difíciles. Los pacificadores, según el enfoque ético, no son personas que evitan el problema escondiendo la verdad, más bien aportan la verdad a situaciones de conflicto y ayudan a las partes a reconciliarse basándose en la justicia y la honestidad. Por lo tanto, la verdadera paz solo puede surgir cuando la verdad es reconocida y aceptada, aunque al principio provoque división o incomodidad. Permítanme que ponga dos ejemplos de mucha actualidad: lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio (masacre, matanza, exterminio…) sin ambages, sin rodeos etimológicos, semánticos o sutilezas interesadas y leguleyas, lo es porque cumple lo que indica la ONU en su Convención para la Prevención y la Sanción del Genocidio de 1948, y lo definió la misma ONU el pasado día 16 de septiembre, así es revelador que Netanyahu tenga una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por delitos de guerra y lesa humanidad. Al parecer hay un «acuerdo de paz» anunciado a bombo y platillo por Trump, que más bien parece, a la luz de los movimientos de Israel, una tregua, pero aferrarse a esa esperanza de paz es fundamental.

Otro ejemplo que nos «guionizan» para alterar nuestra convivencia y para que hablemos de ello y nos «peleemos», y olvidemos otras prioridades, es sobre la migración, voy a ser breve y muy directo. No hay en España crisis migratoria, en absoluto, no se lo crean, es un interés con el único objetivo de conseguir dividir, obtener dinero, poder o por nefasta estrategia electoral, tampoco es un tema tabú, se puede y se debe hablar de inmigración, más en su integración que en otra cosa y como dije antes para pacificar necesitamos la verdad y por lo tanto datos. Sólo el 6% de la inmigración que viene a nuestro país llega de forma irregular, los extranjeros aportan el 10% a la Seguridad Social y suponen el 1% del gasto, por lo tanto no copan las ayudas; también saber que el 83% de los beneficiados por el IMV (Ingreso Mínimo Vital) son españoles, se acaba con el bulo de «es que vienen en patera y cobran una paguita», mentira falaz y bulo, los extranjeros deben estar de forma «legal» en España un año continuado, y al menos tres años para poder solicitar arraigo por lo tanto residencia y permiso de trabajo; y es más, si delinquen y la pena es de un año al menos, en virtud del artículo 89 del Código Penal pueden ser expulsados fuera de nuestro país aun siendo ciudadanos de la Unión Europea, no hay que inventar lo ya legislado como no podría ser de otra forma en un estado de derecho. Es una vergüenza tener que explicitar constantemente lo expuesto, hablamos de personas y es innegable la aportación a la sociedad, a la cultura y a la economía de los migrantes. Esos son los datos, no se dejen engañar por aquellos que pretenden que se ceben con el pobre y los colectivos frágiles, consiguiendo en muchos casos que los más pobres se peleen con otros aún más vulnerables.

Una vez que somos conscientes de la importancia de la verdad ponemos las mimbres para construir paz, ser pacificador no es ser complaciente ni callar frente al error o injusticia. Además, la paciencia y el interés genuino forman parte esencial del carácter de quien busca la paz basada en la verdad, manteniendo la integridad y la justicia aun cuando eso implique señalar errores o inexactitudes. Russell M. Nelson, eminente e ilustre cirujano cardiovascular y dirigente espiritual recientemente fallecido, dijo que «ser pacificador no es ser complaciente ni callar frente al error o injusticia», y parafraseándolo indicar que el auténtico pacificador construye paz de manera activa, procurando relaciones adecuadas y propicias, afrontando lo que es necesario transformar, no evitando el conflicto, sino construyendo puentes activamente, facilitando acuerdos y promoviendo el bienestar colectivo a través del diálogo, fortaleciendo así la democracia y la cohesión social, siendo conscientes que la paciencia y el interés genuino forman parte esencial del carácter de quien busca la paz basada en la verdad, manteniendo la integridad y la justicia aun cuando eso implique señalar errores propios, por otra parte muy liberador tener pensamiento crítico y tener la habilidad de ser capaz de criticar a los propios. El pacificador tiene, por lo tanto, un rol esencial en los mecanismos alternativos de resolución de disputas, proteger la paz no es una tarea pasiva, requiere mediación, promoción del diálogo y el desarrollo de capacidades para resolver controversias sin recurrir a la confrontación judicial o social directa (asistimos a una judicialización de la vida pública y política absurda en nuestro país), dónde la empatía y el respeto deben constituir el fundamento del derecho y la institucionalidad, adoptar la actitud de pacificador implica buscar consensos, escuchar con comprensión y promover soluciones inclusivas, sin ceder a la violencia en cualquiera de sus expresiones, se trata de atender al sufrimiento ajeno, tender la mano y actuar, como dice nuestro Luis García Montero «con bondad», incluso ante la confrontación esta actitud genera una transformación radical en las relaciones humanas y sociales, por lo tanto la paz no es una alternativa o disyuntiva es la única opción, es la elección.

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Granada acoge estos días al II Foro Internacional de Paz dónde se reúnen diversas y destacadas figuras de ámbito internacional representativas de la paz, todo un honor para nuestra ciudad. Ser pacificadores es, sin duda, la tarea más urgente y valiosa para quienes desean no solo un mundo más tranquilo y mejor, sino uno donde la dignidad humana se respete y proteja en toda su diversidad y complejidad. Ser pacificador es actuar como constructor de civilización, el pacificador edifica, eleva, persuade e inspira incluso en circunstancias adversa; frente a la tentación de la revancha o el resentimiento, elige con libertad la reconciliación y la fraternidad, generando entornos de confianza y respeto. Así pues, en tiempos donde las tensiones y divisiones parecieran insuperables optar por ser pacificadores no es un acto de nostalgia ni debilidad, sino el más profundo acto de valentía y humanismo que los individuos y las sociedades pueden ofrecerse a sí mismas y a las generaciones futuras. Se necesitan pacificadores.

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