Opinión

Con la homeopatía hemos topado

José Antonio López

Catedrático de microbiología

Lunes, 15 de abril 2024, 23:18

Aunque no debería importar mucho, el caso es que soy catedrático de microbiología, director de un grupo de investigación en neurovirología y coordinador de varios ... programas radiofónicos sobre divulgación científica con el lema 'contra charlatanes y pseudociencias…'. Hace unos días me pasé por una farmacia 24 horas buscando, entre otras cosas, un gel o spray que me aliviara el dolor de espalda. Tras varias propuestas –del estilo voltaren en crema–, el joven farmacéutico me puso sobre el mostrador «lo último de lo último en cremas antiinflamatorias». Al parecer, según sus propias palabras, él mismo la usaba a menudo y «mano de santo». Ante estas referencias y el consabido «confíe en su farmacéutico», me llevé la crema a casa para empezar a usarla cuanto antes. Mi sorpresa fue mayúscula cuando al ir a abrir la cajita leo 'Medicamento homeopático'. No puedo describir en este contexto la sensación de estupidez/contrariedad/cabreo que me recorrió todo el cuerpo, no así la cremita, como hubiera sido mi deseo…

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A pesar de estar a más de 20 minutos de trayecto en coche, opté por volver a la farmacia con el propósito calmado –o esa fue mi intención– de pedir la devolución del importe, haciéndole ver al profesional que me la había vendido, que 'medicamento' y 'homeopatía' no casan muy bien en la misma frase; que, por favor, me ofreciera un compuesto con base científica con algún principio activo no diluido por encima del número de Avogadro. La respuesta inmediata de mi interlocutor fue que «aunque no se devolvía el importe íntegro», sí podía canjear 'su producto' por otro de mi elección –algo que agradecí sinceramente–, pero que el producto que devolvía era realmente eficaz, que se utilizaba mucho en un próximo hospital infantil que había en la zona y que… ¡era un producto muy bueno porque lo solicitaban muchos clientes! Les pregunté por el mecanismo de acción de algo que, de ser homeopático, no tiene principio activo y que básicamente es agua y excipiente. No supieron responderme, pero, ya con actitud menos calmada por parte de todos, insistieron en que era un producto que se vendía mucho. Reconozco que aquí perdí momentáneamente los papeles cuando, casi automáticamente, les respondí que la cocaína también estaba muy demandada, que si también vendían…

Claro está, la comunicación y diálogo socrático cesó en ese mismo momento. Me dieron el producto alternativo, las vueltas y me marché percatándome solo en ese mismo momento de que había esperando un par de mujeres. No querría terminar sin comentar dos aspectos significativos:

-Me dolió muchísimo cuando, tras mi no buscada pedantería de identificarme como autorizado para hablar de esos temas por mis dos profesiones, científica y divulgativa, una de las mujeres que esperaban se encararó directamente conmigo con sarcasmo con algo así como «vale, vale, ya te escucharemos esta noche en la radio, hala, muy buenas…»

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-Mucho más triste es el hecho, al parecer, de que el producto que devolví era, en realidad, un falso compuesto homeopático, puesto que en su composición sí aparecían moléculas posiblemente activas a dosis medibles, lo que me lleva a pensar que muchas compañías farmacéuticas venden sus productos con el 'marchamo' de homeopático porque, según parece, el cliente, como yo, que huye de esos no medicamentos es mucho menos frecuente en las farmacias y genera menos pérdidas que lo que ganan estas empresas jugando a dos bandas: con los que no cuestionan el medicamento que les dé su farmacéutico y los que solo buscan los mal llamados 'productos naturales/homeopáticos'.

Lamentable… Y lamentable que las administraciones reguladoras, que tendrían que velar por una sanidad científica, miren para otro lado. Claro está, hablamos de una industria, la de los productos vendibles en centros sanitarios sin base en el método científico, muy boyante que deja unos pingües beneficios… ¡Todos contentos! O casi todos.

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