Koldo y Ábalos, no son una extraña pareja. Son tal para cual. Y nos suenan porque esto es España y aquí la golfería, los pícaros ... y trepas tienen academia. Qué digo escuela, tienen cargos y mandan la intemerata.
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No sé por qué este par de dos, Ábalos y Koldo, me traen a la cabeza aquel otro binomio creado por el dibujante Ibáñez en 1966. Me refiero a aquella dupla de tebeo integrada por Pepe Gotera y Otilio, 'chapuzas a domicilio'. Seguro que muchos recuerdan aquel dúo, que como el de ahora no paraba de hacer de las suyas en cuanto se ponían manos a la obra. La única diferencia es que las aventuras de esta nueva yunta tienen poco de cómicas, y sí mucho de dramáticas, como es propio de toda 'koldocracia'. Pero, claro, qué otra cosa se podía esperar de un bulldog de discoteca y su padrino.
Dice tía Gertrudis que ella se lo esperaba, que era cuestión de tiempo lo de Ábalos. Insiste la tita en que la cara es el espejo del alma y que la jeta de Ábalos y la jáquima de Koldo cantaban a la legua. Yo –que aún tengo alguna duda sobre refranes-, sí que coincido con ella en que visto lo visto, dado el emparejamiento, atendiendo a las maneras de ambos y observando el descaro con que uno y otro se mostraban en público, llego a cavilar sobre qué no harían en privado y amparados por el capataz del cotarro, ese que proporciona impunidad según convenga.
Además, detecto en esa yunta el código estético que desde tiempo inmemorial se gasta el hampa. Esas hechuras de matones de tugurio, esos ademanes de forzudos de opereta, esa voz aguardentosa de corruptos de manual, me pone sobre la pista de los putrefactos. Sí, porque los tipos sépticos tienen su registro y su paladar, y en el álbum de chorizos que trufa la política española no hay reparos cuando se trata de responder a ese reconocible patrón. Y bien mirados -estos dos prendas- se me antojan un híbrido entre Idi Amin y Pepe Gotera. Curioso mestizaje del que, sin duda, ha resultado aprendiz aventajado, también en sus modales de antropoide, el actual ministro del ramo, quien –por cierto- en nada desmerece a su predecesor en el cargo, aunque ahora reniega mucho de Ávalos; tanto o más que su mentor, para quien también ha caído en desgracia el todavía diputado.
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Lo que es la vida. Hoy, el amado líder y su coro sanchista repudia al que fuera ministro de Fomento y secretario de organización del partido. Sí, nadie echa una mano que no sea al cuello al bueno de Koldo: 'un ejemplo para la militancia', según comentó en su día el jefazo.
En fin –acerté a decir a tía Gertrudis-, una cosa son las responsabilidades penales del caso y otra distinta las consecuencias políticas. Si hablamos de criminalidad debe primar la presunción de inocencia, y así hasta demostrar lo contrario. Pero en términos de honorabilidad y ejemplaridad, el asunto está claro para Pepe Gotera y Otilio. También para su valedor, ese que ahora les muestra la puerta de salida.
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