Franz Kafka. R. C.
La carrera

Cortes a la greña

Una democracia achacosa como la española no se puede permitir semejante crisis institucional.

José Ángel Marín

Jaén

Martes, 2 de abril 2024, 00:38

Pronto se celebrará el aniversario de Kafka, literato de origen judío que falleció en un sanatorio cerca de Viena un martes -como hoy- de hace ... cien años. Kafka ha dado lugar al calificativo 'kafkiano', palabra equivalente a absurdo en muchos idiomas porque su obra refleja, quizá como ninguna otra, lo disparatado de nuestro tiempo; una época que probablemente abochorne a las generaciones futuras.

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Traigo a colación lo kafkiano no solo por su inminente aniversario, sino porque aquí nos hemos abonado al significado de la palabra, sobre todo, en la vida pública. En España la política ha pasado de desabrida a frentista gracias a unos líderes que, seguramente, son los peores de nuestra historia reciente. Pero es que, si miramos los referentes internacionales, entonces, se te terminan de caer los palos del sombrajo.

Lo kafkiano que refiero hoy tiene que ver con el choque institucional –inédito- entre dos instituciones que son clave de bóveda en nuestra doliente democracia. Digo colisión insólita debido a que es la primera vez que se produce un conflicto institucional tan grave entre el Congreso y el Senado. Choque de calado que resquebraja el sistema constitucional dada la magnitud de ambas instituciones.

Se nos viene encima un conflicto entre Congreso y Senado que pasará a los anales del Derecho Constitucional no solo patrio. Este choque recrudece el abierto enfrentamiento entre lo que opina la ciudadanía sobre esa ley de amnistía que no entra ni con calzador en la horma de un Estado de Derecho, y los modos ciclotímicos de hacer política de quienes actualmente ocupan el poder gracias a los chispazos de dopamina separatista.

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Una democracia achacosa como la española no se puede permitir semejante crisis institucional. Una ley tan desaforada y radical como la que pretende perpetrarse necesita de mayorías fuertes en una y otra Cámara, mayorías cualificadas en Senado y Congreso, ya que ambas asambleas constituyen las Cortes Generales en nuestro país y representan al pueblo español que, por cierto, es el titular de la soberanía, (art. 1.2 y art. 66.1 de la Constitución).

Nos encontramos, pues, ante un escenario sin precedentes, ante un choque de trenes que puede derivar en conflicto de competencias dentro del Parlamento, es decir, en una guerra entre órganos constitucionales del Estado. Y todo por la tramitación de una amnistía infumable a todas luces.

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Pero no nos engañemos. Si se abre la vía del conflicto de competencias entre Congreso y Senado, ello no paraliza el plazo máximo de dos meses de que dispone el Senado para tramitar en su sede la dichosa ley de amnistía. Según mis cuentas, la fecha límite para que el Senado vote esa proposición de ley es el próximo 16 de mayo.

En fin, el conflicto se está dando. Y todo ese ruido institucional puede quedar atenuado si el Senado no formaliza ante el Tribunal Constitucional el citado conflicto competencial, inédito en 46 años de democracia.

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