¿Cuándo se jodió la izquierda?

marcial vázquez

Sábado, 26 de diciembre 2020, 00:06

Si hace diez años me hubiesen preguntado por mi ideología política, habría contestado sin dudar que era de izquierdas. Ahora, no es que mis valores ... hayan cambiado, pero no me atrevería a decir que soy de izquierdas, no por mí, sino por lo que se ha convertido esta izquierda del siglo XXI que recoge todos los vicios totalitarios imaginables y cuyo último fin no es ni la justicia social ni profundizar en la democracia liberal, sino la imposición de un burka vital asfixiante que convierte a la persona en un mero fanático activista cuya nueva religión es la dictadura del progresismo.

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Los que tenemos algo de memoria, aunque no tengamos mucha cultura literaria, habremos escuchado varias veces aquella frase de 'cuándo se jodió el Perú'; ignoro si el protagonista de la novela de Vargas Llosa, la cual ni me he leído ni me la pienso leer, acaba hallando la respuesta, pero en nuestro caso la izquierda responsable y con sentido de estado que conocimos incluso del comunismo en la Transición, empezó a joderse con la llegada de Zapatero y esa estafa político-social llamada 15M, embriones del auténtico desastre que vivimos como sociedad gracias a la incompetencia manifiesta y las pulsiones rupturistas del sanchismo podemita, siempre en compañía de todo enemigo de España, ya sean golpistas catalanes o representantes del proyecto etarra. Lo peor de la autodestrucción de la izquierda es que nos afecta absolutamente a todos como ciudadanos, debilitando la democracia de manera directa ya que el sistema de partidos es un pilar más que básico y fundamental para nuestra convivencia. Hasta tal punto que sin partidos competentes y élites responsables es imposible que existan instituciones de calidad ni servicios públicos eficientes. ¿Alguien puede pensar en una educación o sanidad pública al nivel de nuestras necesidades cuando quienes las gestionan y parte de sus componentes solo quieren convertirlas en arietes políticos contra la otra parte del país que no piensa como ellos?

Uno de los rasgos más eficaces del burka que nos intenta imponer esta izquierda niñata reaccionaria es su perversión absoluta del lenguaje, antesala del lavado de cerebro mano a mano con su brazo mediático que anestesia o excita según necesidad, pero manipula y miente por principio acostumbrado. No hay más que ver el nuevo comité de expertos que va a evaluar la gestión de Largo Sánchez y que está formado por una serie de 'miembros y miembras' elegidos directamente por Moncloa. No detallaré la lista por ahorrar espacio y bochorno, pero si alguien piensa que es aceptable y plenamente transparente que te evalúen como gobierno unos examinadores elegidos por ti mismo como gobierno, entonces está perfectamente acoplado al tallaje del burka izquierdista.

Esta nueva izquierda niñata tiene, además, la asombrosa habilidad de presentar como virtudes todos y cada uno de sus vicios, mientras vende como vicios todas y cada una de las virtudes de la derecha o del liberalismo. La izquierda niñata solamente cree en su democracia, en su feminismo, en su modelo de sociedad y en sus mentiras. Es cierto que la Constitución aún sigue vigente, pero en su espíritu además de incumplirse de manera más que de facto y de iure muchos de sus preceptos con estos estados de alarma dudosamente constitucionales sufridos desde marzo, está siendo derogada progresivamente con la profanación inicial de las normas institucionales y democráticas más importantes de todas, que son las que no están escritas pero en cualquier sistema pluralista sólido son las primeras en cumplirse.

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Podría decirse que si comparamos a la derecha actual con la derecha del 36, quitan-do el salvajismo de Vox, veremos una evolución radical hasta llegar a la derecha democrática y liberal de nuestros días. Lamento decir que si hacemos lo mismo con la izquierda, veremos una involución imparable a un nivel en el que la izquierda niñata actual está a punto de superar en guerracivilismo a aquella izquierda 'republicana' del 36.

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