Qué hay de lo nuestro

Este domingo de Corpus, o de postcorpus, que las fiestas 'terminaron' anoche con el concierto de nuestra maravillosa Banda Municipal de Granada y los fuegos ... artificiales, estoy particularmente desconcertado. Y es que son tantos los temas que arrastramos que uno ya no sabe qué es importante, urgente o trascendente. Para mí, la calor que hace es algo capital. Es cierto que mayo y, con él, parte de la primavera, fueron agradecidos. Pero lo de junio está siendo un espanto. Y lo que nos queda, que esta semana entrante nos acercaremos a los 40 grados. Se baten récords de temperatura este mes, pero hablar de eso es woke, de rojos, de los abducidos por la Agenda 2030 y de ganado estabulado que sólo sigue consignas del Amado Líder. Menos mal que, como ya ha entrado el solsticio, podemos quedarnos con lo de «en verano, siempre ha hecho calor» y se terminó la conversación, el debate y hasta la discusión. Ni cambio climático ni ná. La calor de toda la vida y déjese usté de folletás. En cualquier otro momento de nuestra vida, que Israel e Irán estuvieran en guerra, pegándose misilazos; y que los EE.UU. amenazaran con intervenir en semejante conflicto, nos tendría locos perdidos, de los nervios y agobiados de más. Ahora, sin embargo, como que nos la trae floj… perdón. Como que nos da igual. Y es que con los Koldo, Cerdán, Ábalos, la actriz porno, las mordidas y lo que no son mordidas; ya vamos bien servidos. La actualidad nos desborda. Vivimos tiempos interesantes por encima de nuestras posibilidades, pero es que, además, esta polarización constante y desbordante en la que nos encontramos sumidos hace que dediquemos demasiado esfuerzo a casi todo. Y así nos vamos quedando sin energías para lo que realmente importa por estos lares: la sanidad, la vivienda, la educación… Y lo de ahí fuera, más allá de los Orientes, Próximo y Medio; como lo de Rusia y Ucrania, sin ir más lejos.