Pobre Europa menguante

Jesús Lens

Granada

Miércoles, 30 de julio 2025, 22:44

Que la letra pequeña del acuerdo sea lo único que nos permita mantener una cierta esperanza es tan triste como ilustrativo del momento que vive ... nuestra menguante Europa. Lo dicen los empresarios granadinos del agroalimentario entrevistados por Inés Gallastegui: el acuerdo es decepcionante, inaceptable incluso, pero hay que esperar a leer los detalles menudos para ver cómo les afecta. A ellos y a nosotros, claro. Porque en esto, como en tantas otras cosas, vamos de la mano. O deberíamos.

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Confío en que los burócratas sean más hábiles que la supuestamente todopoderosa presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuyo acuerdo arancelario con Trump nos debería sacar los colores. No sé si ese 15% es razonable o no, a la vista de las derivas mentales y temperamentales de Trump, pero irse a negociar un acuerdo de esta trascendencia al club privado de golf que el magnate-presidente posee en Escocia da vergüenza ajena.

Leo los análisis que se hacen desde diferentes países de la Unión y desde posiciones ideológicas muy distantes. Todos coinciden en hablar de decepción, sumisión, resignación, rendición, capitulación… Triste y preocupante; sin duda.

Este nuevo fiasco en la posición internacional de la Unión Europea se suma a la incapacidad de forzar mínimamente a Rusia a ceder en la invasión a Ucrania. ¿Y qué podemos decir de la absoluta vergüenza por la barbarie perpetrada por el gobierno ultraderechista de Israel que estamos consintiendo en Gaza? Que Netanyahu y los suyos estén usando el hambre como arma de guerra y que Europa asista entre impotente e indolente a semejante ignominia es algo no tiene nombre. O sí: complicidad.

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Sé que estas columnas son tan inútiles como poner banderitas en los estados de guasap y crespones negros en los perfiles de las redes sociales después de una desgracia. Pero también es verdad que usted y yo somos ciudadanos europeos, además de españoles, andaluces, granaínos y, en mi caso, del Zaidín. Y todo lo que hacen y dejan de hacer las autoridades de la UE, también lo hacen y lo dejan de hacer en nuestro nombre.

Escribir esto un 31 de julio resulta especialmente ridículo, que la mayoría estamos entre el cansancio acumulado, el síndrome postvacacional de quienes vuelven de su merecido descanso o la expectación ante las próximas semanas de relax y desconexión. Lo sé, lo sé: venirnos ahora con el 15%, el Kursk o la franja de Gaza son ganas de joder.

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