Opinión

¡El mar, el mar!

Jesús Lens

Granada

Martes, 20 de agosto 2024, 22:18

No me esperé ni a vaciar el petate: fue llegar a La Chucha el pasado lunes por la tarde y arrojarme de cabeza al mar. ¡ ... Cuánto había soñado con ese momento, cómo había fantaseado con ese reconfortante abrazo mientras viajaba por los desiertos y las estepas de Asia central!

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Es curioso. En julio, el agua estaba gélida por culpa del Poniente. No se bañaba nadie. Una tarde salí a nadar con mi hermano, pero a duras penas aguantamos media hora antes de salir a la orilla, ateridos de frío. Ahora, sin embargo, está caliente por demás. Al menos, en la superficie. A un metro de profundidad baja de temperatura y ahí me tienen, haciendo el sireno, saliendo nada más que a respirar y sumergiéndome para bucear y disfrutar de ese frescor submarino.

Hace unos días les hablaba del lujo que es el agua. La de beber, claro. Pero también la del mar. Y la de los ríos con sus pozas abrazadoras. Los juguetones arroyos de montaña llenos de saltos y cascadas, los místicos nacimientos y manantiales, las poéticas fuentes, las feraces acequias de riego, los bellos lagos de alta montaña y los pantanos salvadores. De todo ello tenemos, por fortuna, en nuestra provincia, rica como pocas en patrimonio natural acuático y diversidad paisajísitica.

Pregunto a la gente que trabaja en verano en la Costa y me dice que julio fue flojillo, efectivamente, pero que agosto, a tope. No me extraña, con esta calor. Mientras tecleo, la ardiente banda sonora la pone un coro de chicharras que parecen retarse a ver quién 'canta' más alto. Noches de ducha, lectura y ventilador después de perseguir a esa superluna que riela en la mar abriendo dorados senderos sobre el agua.

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Me escribe una buena amiga. Está leyendo precisamente 'El mar', de Iris Murdoch y me manda este párrafo: «El mar era una llanura vidriosa que oscilaba ligeramente, que discurría despacio por mi lado, como si reflexivamente se encogiera de hombros mientras, sin prestar mucha atención, apoyaba a su adorador». Así me siento. Adorador y enamorado del mar y de sus criaturas acuáticas.

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