Lo importante es lo que importa

Jesús Lens

Jueves, 7 de noviembre 2024, 23:52

Creo que así se llamaba una sección del mítico programa radiofónico 'Gomaespuma'. Parece una tautología o, por decirlo en granaíno, una pollada. Y cósmica, además. ... Pero no lo es, a nada que lo pensemos.

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Lo decía, aunque con otras palabras, Bernie Sanders, el veterano senador izquierdista de los Estados Unidos, a la vista de la debacle demócrata, cuyo discurso no llega a la clase trabajadora. El partido de Kamala Harris no ha conquistado al electorado. Es un hecho. Y Sanders lo achaca a que sus candidatos no hablan de cuestiones como precariedad en el empleo, paro, pobreza, vivienda… Hablan de otras cosas. De sus cosas.

Nadie duda de que esas cosas también son importantes, pero deberían estar un escalón por debajo de las preocupaciones de la gente que se las ve y se las desea para llegar a final de mes. O, al menos, a la misma altura. A la par. Sin embargo, aquella izquierda exquisita sobre la que ya ironizara Tom Wolfe no les presta atención. O, si lo hace, no lo parece.

Los partidos y los políticos populistas, sin embargo, siempre saben lo que buena parte de su potencial electorado quiere oír. Y se lo dicen, se lo vociferan, se lo deletrean y, si es necesario, hasta se lo dibujan, se lo cantan y se lo bailan. Da lo mismo que las soluciones que planteen a las diferentes problemáticas sean de imposible cumplimiento o incluso estrambóticas y delirantes. El caso es que hablan de los temas que le quitan el sueño a cada vez más personas: empleo, dinero, vivienda, seguridad…

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Mientras que parte de la izquierda se enroca en debates interminables sobre cuestiones abstrusas que, insisto, también son importantes y necesarias, pero que cuesta trabajo comunicar y encandilar con ellas; los populismos de extrema izquierda y extrema derecha solo hablan de lo que cada vez más gente quiere oír. Discursos sencillos, básicos y unidireccionales.

Nos podemos quejar —de hecho yo lo hago mucho— de que en plena sociedad de la información y cuando tenemos mayor acceso a fuentes fiables de conocimiento, con tasas de alfabetización extraordinarias en las sociedades del primer mundo, los discursos se empobrezcan, las noticias falsas y los bulos campen a sus anchas y los mensajes mejor recibidos sean los más simples y simplistas. Porque pasa el tiempo y seremos muy 'modelnos', pero al final, lo importante siempre es lo que importa.

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