Lo sentimos nada más despertar. ¿Será un pájaro? ¿Será un avión? ¿Será el Supermán que triunfa en el cine y en los tebeos? ¡No! Era ... mucho mejor aún. Era… ¡el Fresquito!
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El viernes estuvimos en Salobreña, en la inauguración de la exposición 'Mirando hacia abajo. La belleza por los suelos', de Colin Bertholet, que también sirvió como presentación de su bello libro-objeto con las fotografías y decenas de textos de cineastas, escritores, músicos y demás artistas y/o enamorados del arte. La pueden ver durante un par de semanas en el arrebatador Paseo de la Iglesia de la localidad costera. Alucinante. Fue una noche exquisita de reencuentro con decenas de personas, charla y conversación, por lo que llegamos al Zaidín cerca de las 3 am.
De ahí que al despertar, bien entrada la mañana, con aquel fresquito; nos diera un subidón que nos animó a echarnos a las calles y subir a la Alhambra, como si fuéramos guiris. Nuestro objetivo: la exposición de Rusiñol, dedicada mayormente a Granada, la Alhambra y otros parques y jardines. Maravillosa, claro.
Vuelvo atrás. Como espero que Colin lea esto… ¡amigo! A ti que tanto te gustan los jardines, te va a flipar sobremanera esta colección de cuadros. No te la puedes perder. Pero de ella hablo más despacio otro día. Porque con su muestra de fotografías hechas con el móvil, Bertholet ha conseguido que le presentemos mucha más atención a lo que hay ahí abajo.
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Si los hombres decididos miran al frente y los soñadores contemplan las nubes, ¿quiénes son los cabizbajos que miran hacia el suelo, como si quisieran asegurarse de dónde pisan? Sí, sí. Cuando arrancas la vista del móvil y miras a tus pies, en un sentido figurado, encuentras tesoros que podrían estar escondidos, pero que se descubren y se perciben a simple vista. Sólo hay que fijarse.
Tras Rusiñol y una sangría fresquita —poco se habla de los efectos balsámicos del cóctel español por antonomasia— tiramos Cuesta de los Chinos abajo para comer en la Ruta del Azafrán de Javier Feixas. ¡Qué locura de arroz con foie y pato, por favor! Háganse un favor a ustedes mismos y pasen por ese garito del Paseo de los Tristes. Verán que alegres, felices y dichosos salen.
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La última parada antes del volver al Zaidín fue en La Madraza, para ver los icebergs y paisajes helados de esta fenómena que es Belén Mazuecos, una de las grandes artistas granadinas contemporáneas. En este caso no les animo a ir a ver la exposición, que terminaba ayer. ¡Tiempo han tenido!
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