Ha sido escribirlo y empezar a olerme mal. La cosa fecal. ¡Qué ascazo! Podrían ustedes pensar que se trata de algo metafórico, sobre las cloacas ... del estado o el lodazal de las redes sociales en que los bulos, el insulto y la polarización campan a sus anchas.
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Pero no. De lo que venía a hablarles es de aquellas concentraciones de aguas fecales que obligaron a cerrar hasta por tres veces la playa de Carchuna a la altura de la Perla y, creo recordar, otras dos veces una playa de Salobreña. ¿Sabe alguien ya cómo y por qué se produjeron? La pregunta es retórica, obviamente. De haberse sabido, estaría publicado. Y, de momento, nada de nada.
Cuando el primer cierre en Carchuna, leí comentarios que culpaban a algún crucero que, de forma subrepticia, habría vaciado sus sentinas, aprovechando para poner a parir la política comercial del Puerto de Motril para con estos grandes barcos. Cuando a las pocas semanas volvió a pasar lo mismo, nadie osó repetir la conspiranoica teoría anticrucerista. El enemigo, claramente, estaba en casa.
El presidente de la Entidad Local Autónoma de Carchuna-Calahonda, Juan Alberto Ferrer, puso denuncias tanto en Fiscalía como en el Seprona, sin que hayan tenido efecto hasta la fecha. ¿Qué pasa y por qué? ¿Y en Salobreña, donde la situación es cíclica verano tras verano? Y es que ya hay quien duda hasta de los propios análisis de la delegación Territorial de Salud y Consumo que provocan los cierres de las playas granadinas.
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Se me hace extraño, en estos tiempos de drones ubicuos, inteligencia artificial desbocada, supercomputación cuántica y satélites multimedia repartidos por todo el espacio, que no se sepa el origen de los vertidos que, hasta por tres veces en un mismo verano, les han jodido la vida a los vecinos y turistas de la Perla y alrededores.
Verás tú que va a ser necesaria la filtración de algún audio de Koldo para ponernos en la pista. O de Villarejo. Porque, desde luego, las autoridades ¿competentes? no parecen estar por la labor.
El verano 2025 ya está echado, por mucho calor que siga haciendo, que nadie diría que estamos en octubre y en otoño. Pero es inadmisible el daño que se ha hecho a la imagen de Carchuna-Calahonda en general y a los dueños de chiringuitos y otras infraestructuras turísticas en particular. ¿Llegará alguna respuesta antes de la próxima primavera?
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