El coste de crear problemas

Aquel mes, operarios de limpieza del Ayuntamiento eliminaron los grafitis de un muro situado junto al Carmen de los Mártires. Entre las pintadas borradas, una anónima que había hecho fortuna en uno de los miradores más sugerentes de Granada: 'Estando aquí sentado te imaginé a mi lado y te regalé todas las aves del mundo'. Decenas de personas subían allí, se sentaban en el banco y hacían fotos que subían a las redes sociales, contribuyendo a resaltar la belleza de la ciudad.

No consta si los operarios borraron aquella frase siguiendo su propio criterio purificador o alentados por miembros de la corporación municipal. Por no saber, ni siquiera sabemos si alguno de ellos sabía de la frase en cuestión, la había leído alguna vez en su vida o se había parado a pensar en su significado. Y en sus efectos.

El caso es que, desde entonces, cualquier aspirante a poetastro al que las redes sociales se le quedaban chicas, subía a aquel mirador y, con nocturnidad y alevosía, marraneaba las paredes con sus rimas rijosas, esperando conseguir su minuto de gloria. Aquello se convirtió en el juego del gato y el ratón. A cada nueva pintada, la alcaldesa recién salida de las urnas, que había hecho bandera electoral de la limpieza de la ciudad, mandaba a una cuadrilla de operarios para que eliminara aquellos desafueros poéticos, cada vez más patéticos. Pero aquello costaba un pico, por lo que decidió apostar por una vigilancia preventiva. Es lo que tiene generar problemas donde no los había. Que cuesta un riñón.