El Barça como síntoma

Jesús Lens

Jueves, 7 de septiembre 2023, 23:34

Les confieso que tengo una tremenda empanada mental con todo el tema de Puigdemont, la investidura, ERC, Yolanda Díaz, los préstamos de diputados para conformar ... grupos parlamentarios, las izquierdas, las derechas y los centros. ¿No era Junts de derechas y muy de derechas? ¿Qué hace la líder de Sumar visitando a su líder, prófugo de la justicia, en su retiro (no sólo) espiritual de Bruselas? Por otra parte, ¿no estaba el PP de Feijóo dispuesto a hablar con ellos, a pesar de ser unos traidores a la patria? Sin olvidar que los populares van de la mano de Vox en varios ayuntamientos y comunidades autónomas.

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Yo ya no entiendo nada… más allá de que la política y el ansia de gobernar hace extraños compañeros de cama. Y de viaje. Me siento incapaz de contextualizar cada uno de estos movimientos y me cuesta horrores comprender la amnistía. Ni siquiera con pinganillo.

En mitad de estas dudas y zozobras estaba cuando, tras la eliminación de la Selección Española de Baloncesto en el Mundial, me sorprendí a mí mismo deseando que empiecen la Liga ACB y la Euroliga para ver, además de a nuestro Covirán, al equipo que más y mejor va a representar esta temporada al equipo de Scariolo: el Barça de Roger Grimau. ¡Valiente madridista estoy hecho!

Nos hemos pasado el verano de sobresalto en sobresalto con los fichajes del Barcelona. Se han llevado a Darío Brizuela, Joel Parra y Willy Hernangómez; además de contar con 'Lobezno' Abrines y de haber mantenido a 'nuestro' Michael Caicedo. ¡Sólo les ha faltado recuperar a algún Gasol y a Ricky Rubio! Hoy por hoy, no hay un equipo que más y mejor represente a España en Europa que el Barcelona.

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Eso debió servir como estímulo a Feijóo y al PP. Les confieso que, con todo lo que han advertido de que España se rompe por culpa de los nacionalistas, fantaseaba con que llegaran a un acuerdo con el PNV y Junts… después de haber pactado con Vox. Era altamente improbable, pero si ocurriera, el nivel de violencia verbal y agresividad gestual habría bajado muchos enteros en nuestro país. De hecho, sólo que se haya planteado, la mera posibilidad, es una buena noticia. Hablar, tantear, sondear y dialogar debería ser lo lógico y normal en democracia. Luego están las teóricas líneas rojas. Vamos a ver si se mueven, quiénes son los primeros en traspasarlas y cómo lo justifican.

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