Mientras escribo estas líneas, el incendio de Pinos Puente sigue activo. Escucho un helicóptero sobrevolar el Zaidín. Como apenas hay un alma en el barrio ... este abrasador domingo, el sonido del rotor del pájaro metálico es más angustioso, más amenazador. Granada lleva ardiendo desde el viernes, que las redes se llenaron de vídeos con las llamas iluminando la noche. Humeaban aún los restos calcinados de Sierra Elvira cuando Víznar comenzó a arder, amenazando casas y urbanizaciones. Acto seguido, Pinos Puente otra vez. Al menos el primero fue provocado, que tuvo tres o más focos simultáneos. ¿Qué buscan los pirómanos? ¿Recalificaciones? ¿Distraer la atención de Policía y Guardia Civil? O será, como ocurrió con el pavoroso incendio de Los Guájares de 2022, la siniestra venganza de un antiguo bombero forestal? He vuelto a leer lo referente a aquella investigación, operación 'Oasis perdido', se llamó. Fue el incendio más devastador de los últimos 30 años en la provincia. ¿Cuándo será juzgado el pirómano? Porque, de momento, sigue en libertad. Con cargos, pero libre. El verano ígneo arrancó con un clásico: el incendio de San Miguel Alto. Comenzó en la Verea de Enmedio y tiró rápidamente para arriba. Menos mal que fue controlado. Pero entonces le pegaron fuego al entorno por segunda vez. Insisto. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Les mueven intereses económicos a esos cabronazos o, sencillamente, son nihilistas que disfrutan viendo el mundo arder? Amo el fuego igual que lo temo. Pocos espectáculos me atraen con tanto magnetismo. El mar embravecido, quizá. Para verlo desde la barrera, claro, cómodamente instalado en la playa. Tampoco es que hayamos descubierto Roma. Pero una vez viví en carne propia lo que supone contemplar cómo se descontrola una inocente hoguerilla de nada y, cada vez que veo, oigo o leo sobre incendios forestales, me acuerdo de aquellas malas hierbas en llamas como si fuera ayer. Sirva toda esta palabrería como signo de admiración, reconocimiento y gratitud para el personal del Infoca que lleva todo el fin de semana luchando contra los incendios. Y mi asco más profundo, mi desprecio total y absoluto a los asquerosos que prenden la llama.
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