Yo amo a Natalie Portman

¡Ojocuidao ahí! ¿A usted nunca le han estafado? A mí sí, además de haber sufrido otro par de intentos de los que salí indemne. Lo conté en el prólogo del libro de Javier Márquez Sánchez, 'A peseta por estampita', dedicado a los timos, estafas, fraudes y otras artes fascinantes (siempre que no seamos los protagonistas), como apostilla su portada.

Los timos son todo un arte y hay auténticos virtuosos que hacen de ellos su lucrativa forma de vida. En el caso de la mujer enamorada de Brad Pitt se lo han montado de fábula… para su desgracia. De ella. Lo más probable, estimado lector, es que esté convencido de que algo así jamás le podría ocurrir a usted. ¿Pondría la mano en el fuego?

Otra confesión: yo estuve enamorado de Natalie Portman. Era un amor platónico, claro. Pero era amor. Me cautivó en 'León el profesional', me fascinó en 'Beautiful Girls' y me enterneció en 'Heat'. Luego llegaron 'V de Vendetta', donde sufrí por ella, y la princesa Amidala. Y no les cuento nada de 'El cisne negro' o de 'My Blueberry Nights'.

Si me llegan a proponer formar parte de un club de fans de Natalie Portman en su momento, termino haciéndome con la presidencia, así se lo digo. Aunque fuera todo mentira. Y si hubiera sido la propia Natalie quien contactara conmigo en persona, me mandara fotos y me dijera que le gusta cómo soy y cómo escribo; además de hacer palmas con las orejas le habría dado lo que me hubiera pedido.

Todo esto antes, cierto es. Ahora ya no me fío ni de mi sombra, no contesto llamadas de personas sin identificar ni le abro la puerta a desconocidos. Ni a los conocidos, de hecho. En parte, creo que me aficioné al género negro como reacción intelectual a mi inocencia y candidez.

A la persona estafada por amor: ¡cómo la entiendo! Ánimo y suerte con su denuncia.