En los Alpes alpujarreños

Jesús Lens

Granada

Jueves, 7 de agosto 2025, 23:55

Hay conversaciones que no se terminan nunca y, realimentándose, no dejan de crecer y fructificar. Las de libros, por ejemplo. Volvamos al Carmen del Agua, ... hará un mes o así. Ya les conté que Manuel Berbel, artista y librero en Picasso, montó una balda con vistas a la Alhambra repleta de novelas, poemarios y ensayos seleccionados mientras nos tomábamos unas birras.

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Hubo uno al que, nada más verlo, le eché el ojo. Parecía viejo, en el sentido de antiguo. Tenía apariencia de facsímil, porque estar, estaba nuevecico. Se titulaba 'En los Alpes alpujarreños', su autor firmaba exclusivamente como 'Guglieri' y se subtitulaba 'Prodigios naturales y leyendas'.

Hablo en pasado porque, a estas alturas, sigo sin tener claro si ese libro existe y se vende en librerías o Manuel lo trajo ex profeso para la charla. El caso es que me vio tan prendado de él que tuvo el detallazo de regalármelo. Me dio fatiga, es cierto, pero también una inmensa alegría.

He aprovechado estas semanas para leerlo con pasión y frenesí, que la literatura de viajes siempre me ha gustado y, cuando trata de nuestra tierra, más aún. Y me lo he pasado teta. ¡Qué maravilla, ver con los ojos de un viajero de 1918 nuestra mítica comarca alpujarreña y nuestra magna Sierra Nevada! Y qué desafío, volver a pensar en coronar el Mulhacén. Es tanta la emoción que le pone Guglieri a su prosa que ahora mismo me hace más ilusión volver a la cima más alta de la Península que ninguna otra travesía. ¡Es que ni el trekking de los Annapurnas, oigan!

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Por supuesto, 'En los Alpes alpujarreños' está lleno de maravillosas exageraciones. Sólo el título ya da fe de ello. Hay un momento en que, a caballo, una tormenta sorprende a los protagonistas entre Pitres y Trevélez. Y no hay western del Far West que iguale la tensión que transmite Guglieri en esas páginas. Y es que tiene frases tan memorables como ésta: «No es lo mismo el caminar por la vida que el caminar por la Alpujarra».

Hace muchos, muchos años, hice una travesía alpujarreña, recorriendo el GR7 entre Válor y Lanjarón. Creo que fueron 100 kilómetros en cuatro jornadas, si no recuerdo mal. Me ha vuelto a picar el gusanillo. Es lo bueno –o lo malo– de tanto leer. Que se nos va la pinza, como a un tal Don Quijote. Pero, ¿ y si…?

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