Congreso

Me venían a la memoria algunos acontecimientos políticos celebrados en este Palacio neoclásico como la proclamación de los reyes Juan Carlos I (1975) y Felipe VI (2014), la apertura de distintas legislaturas, las sesiones de moción de censura, los debates parlamentarios o el golpe de Estado del 23-F de 1981. Antes de acceder al Palacio por el Pasaje de Floridablanca, contemplo la reconocida fachada principal de reminiscencias renacentistas, con su escalinata hasta llegar a la puerta de bronce y el pórtico de seis columnas de estilo corintio. Arriba el frontón triangular con distintas representaciones: España, la Constitución, la Fortaleza, la Libertad, la Justicia, obra del maestro Ponciano Ponzano. Este escultor también realizó los dos monumentales e icónicos leones que presiden la entrada a ambos lados, que, según su leyenda, están fundidos de los cañones tomados al enemigo de la guerra de África, contra Marruecos; la tradición popular les denomina Daoíz y Velarde, en alusión a los dos capitanes insurrectos durante el levantamiento del 2 de mayo.

Antes de que comience la sesión de elección de la tercera autoridad del Estado y los otros ocho miembros de la Mesa, visito las dependencias enmoquetadas como el Salón de Conferencias o también llamado de los Pasos Perdidos. Impresiona la espectacular bóveda acristalada, el reloj atómico, un bajorrelieve de Emilio Castelar y la espléndida mesa, con el decorado al estilo isabelino. Comienzan a transitar diputados e identifico y saludo a los más conocidos de los distintos partidos políticos e intento localizar a los cinco de nuestra provincia.

En el Vestíbulo principal se alberga el recuerdo de gran parte de nuestra historia política con los retratos de Cánovas, Sagasta, Pi y Margall, Salmerón, Castellar, Alcalá Zamora, Lerroux, Canalejas, Alonso Martínez, Azaña y Adolfo Suárez. En el Escritorio de la Constitución se conserva un facsímil manuscrito de la Constitución de 1978, firmada por el rey Juan Carlos, el presidente de las Cortes, Antonio Hernández Gil, el presidente del Congreso de los Diputados, Fernando Álvarez de Miranda y el presidente del Senado, Antonio Fontán Pérez.

Desde el espacio reservado para la prensa, donde me encuentro situado, se tiene una vista panorámica del Salón de Sesiones o Hemiciclo, con los escaños de color azul del Gobierno y los de color rojo del resto de diputados.

Encima de las dos puertas de entrada figuran los nombres de héroes históricos como Juan Padilla, Juan Bravo, Francisco Maldonado o Palafox, entre otros. Detrás de la tribuna de oradores pende un tapiz con el escudo constitucional, flanqueado por dos esculturas de mármol de Carrara de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. A los lados, el cuadro de la regente María de Molina que presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid de 1295 y el juramento de los diputados de las Cortes de Cádiz de 1812. En la parte alta del testero dos pinturas de forma triangular representan el Decálogo y el Evangelio, ambas de Carlos Luis de Ribera. Alzando la mirada hacia la bóveda acristalada, este mismo artista plasma en un medallón central a la reina Isabel II, rodeada de personajes de la historia de España: el Cid, Cristóbal Colón y Miguel de Cervantes, y la representación de las cuatro virtudes cardinales.

Después de los igualados resultados electorales del 23-J, los votos de Junts se convirtieron en decisivos para decantar el resultado electoral de los dos bloques. Las dudas se disiparon cuando la candidata socialista, Francina Armengol, consiguió con 178 votos la presidencia de la Cámara Baja, frente a los 139 de Cuca Gamarra y los 33 de Ignacio Gil Lázaro de Vox. Un ensayo para la investidura del presidente del Gobierno, a cambio de la amnistía de los golpistas y el referéndum de autodeterminación. Para empezar, ya han empezado a jurar en catalán.