Las tierras de Granada son un lugar propicio para los practicantes de senderismo. La diversidad geográfica que caracteriza a toda la provincia, especialmente colmada de ... montañas, es, a su vez, un reflejo de una diversidad de paisajes con una riqueza de relieves extraordinaria. Entre las montañas de las sierras, los acantilados y las zonas bajas de la costa, las depresiones y las mesetas, los valles curtidos de pequeños ríos, las vegas y los campos de cultivo… miles de senderos serpentean por toda la geografía granadina tras siglos de pasos anónimos construyendo estas sendas de tierra que se entrelazan unas con otras y, a menudo, se alargan más allá de los límites de la propia provincia.
Publicidad
Un servidor lleva muchos años, siempre que el tiempo libre se lo permite, caminando por los senderos de nuestra tierra y cada vez es más consciente del gran tesoro natural que albergamos en nuestra provincia, quizás aún no conocido ni disfrutado por tanta gente como se merece. Más allá de la ciudad de la Alhambra y sus históricos barrios, más allá de la estación de esquí de Sierra Nevada, más allá de los núcleos más turísticos de la costa, muchos pueblos nos esperan en las diversas comarcas que conforman la provincia de Granada, cada uno con sus senderos abiertos de par en par, forjados en un paisaje rural esculpido siglo tras siglo, en perfecta consonancia con la naturaleza que abriga el enclave en los que se levantaron estos pueblos en épocas antiguas, con ese rumor de agua por las acequias que nunca falta en una tierra de tan gran raigambre agrícola como la nuestra.
Ahora el otoño está bien avanzado y los contrastes de color en el paisaje se acrecientan como nunca en esta estación del año. Aunque la tierra sigue sedienta por la escasez de lluvias en los últimos tiempos, los tiernos brotes verdes de las hierbas alfombran por doquier la quietud de los campos. Entre la maraña de las ramas de los árboles y los arbustos, la explosión de color alcanza su cénit y la amalgama cromática entre el verde, el amarillo, el rojo, el naranja o el ocre ofrece un espectáculo visual irrepetible, una primera emoción exterior que luego se adentra en nuestro ser para traernos esa sensación de armonía que tanto se necesita en la vida y que tan a menudo olvidamos. Hasta el vuelo y el canto de los pájaros rezuman esa calma que la propia naturaleza nos brinda en este tiempo de cosecha, de cierta abundancia sosegada, de transición del calor al frío, de los primeros leños ardiendo en las chimeneas de las casas de pueblo y sus girones de leve humo desvaneciéndose sobre los tejados con la última luz de la tarde.
La provincia de Granada es pródiga en senderos que serpentean por las tierras de nuestras comarcas. Para hacer senderismo no hace falta gran cosa, sólo un calzado y ropas apropiados para echarse al camino
No cabe duda de que el otoño es una estación propicia para el senderismo por su especial belleza visual y sensitiva, aunque cualquier estación del año invita a echarse al camino para fundirse con los latidos de la naturaleza, siempre en constante movimiento, como la vida misma, permutando su ropaje paisajístico según el clima de cada momento. Aunque el senderismo está en auge, a menudo cometemos el error de ir a donde todo el mundo va, masificando con nuestros vehículos parajes que también necesitan su espacio y su tranquilidad para desarrollar sin presiones externas su ciclo natural, y, en cambio, cientos de lugares esparcidos por las comarcas de la provincia, menos conocidos pero no menos bellos de caminar y contemplar, aún aguardan esa oportunidad de ser visitados y apreciados. El turismo rural, con el senderismo como una parte importante de su desarrollo, puede ser una alternativa de fuentes de ingresos para esos pequeños pueblos que viven bajo la constante amenaza del despoblamiento. Porque, cuando llegamos a un lugar para hacer senderismo, normalmente comemos después de las largas caminatas a lo largo de la jornada, solemos comprar esos productos locales elaborados con los frutos de la tierra y, a veces, nos quedamos a dormir en el pueblo elegido en el que vamos a recorrer sus sendas cuando la distancia no nos permite regresar pronto a casa. Pequeñas acciones, pero que son indispensables para mantener con vida una modesta economía de unos pueblos que aún luchan con dignidad para no ser avasallados por la despoblación y el abandono. Los pueblos más grandes aguantan estoicamente la vorágine de los tiempos en los que vivimos, pero los más pequeños, los más vulnerables, sobreviven con esa incertidumbre de no saber si el día de mañana sus calles quedarán para siempre desiertas.
Publicidad
La provincia de Granada es pródiga en senderos que serpentean por las tierras de nuestras comarcas. Para hacer senderismo no hace falta gran cosa, sólo un calzado y ropas apropiados para echarse al camino según la época del año, y, sobre todo, ese espíritu abierto de ir al encuentro con la inmensidad de la naturaleza. Además, en estos tiempos tan acelerados en los que vivimos día a día, especialmente en las zonas urbanas, caminar con pasos lentos, a la par que respiramos aire puro, siempre viene muy bien para ralentizar un poco nuestras ajetreadas vidas.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión