Una mujer sudanesa camina por el campamento para personas desplazadas por la guerra de Sudán. EFE

Migración sudanesa hacia el Mediterráneo

La guerra de Sudán y el nuevo corredor migratorio hacia el Mediterráneo indican que las oleadas migratorias hacia Europa no se deben tanto a choques repentinos como a conflictos prolongados

Domingo, 16 de noviembre 2025, 00:01

La guerra de Sudán y el nuevo corredor migratorio hacia el Mediterráneo indican que las oleadas migratorias hacia Europa no se deben tanto a choques ... repentinos como a conflictos prolongados. La guerra en Sudán se extendió de Jartum a Darfur, Kordofán y Al-Yazira, dejó la mayor crisis de desplazamientos del mundo, y hoy impulsa nuevas rutas de movimiento humano hacia el norte de África y, desde allí, a la orilla sur del Mediterráneo. Según ACNUR, el total de personas obligadas a abandonar sus hogares dentro y fuera de Sudán superó los 11,7 millones hasta octubre de 2025, mientras que quienes cruzaron hacia los países vecinos sobrepasaron los 4,2 millones. Estas cifras describen una situación humanitaria y son un indicador temprano de una ruta migratoria que volverá a presionar a Europa si no se aborda su raíz política y de seguridad.

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El impacto de la guerra en Sudán sobre la «geografía de la migración» aparece en dos direcciones paralelas. Internamente, el número de desplazados dentro del país rebasó los 9,5 millones hasta finales de septiembre de 2025. Externamente, los destinos son Egipto, Chad, Sudán del Sur y Etiopía como puntos de refugio iniciales, después son estaciones de tránsito hacia Libia y Túnez, donde los sudaneses se suman a las oleadas de migrantes que intentan cruzar el Mediterráneo mediante la ruta central.

Desde Europa, estas dinámicas no pueden separarse de la realidad de la ribera atlántica. Mientras la ruta central de Libia y Túnez registra incrementos en ciertos periodos, la ruta atlántica hacia las Islas Canarias sigue siendo sensible a cualquier cambio en África Occidental y Central.

La crisis tiene raíces sudanesas pero la internacionalización de la guerra es lo que le da la capacidad de reconfigurar la movilidad regional. El flujo de drones y armas desde potencias regionales en 2024–2025, como Egipto, Turquía e Irán, prolongó los combates y debilitó las posibilidades de tregua. En mayo de 2025, Estados Unidos determinó oficialmente que el gobierno sudanés usó armas químicas en 2024, e impuso sanciones.

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El impacto para España es doble. En términos humanitarios, Canarias está al límite de capacidad. En términos de seguridad, la fragmentación de rutas amenaza con fortalecer la economía del tráfico ilegal, incluido el abuso de menores y el blanqueo de ganancias de redes criminales transfronterizas.

Sudán hoy no es solo una «crisis humanitaria africana»: es un multiplicador de riesgos de migración, tráficos y desestabilización desde el Atlántico hasta Suez. Dejar Sudán a merced de las armas y mediadores enfrentados mantendrá al Mediterráneo al borde de la tensión y enviará nuevas embarcaciones hacia rutas aún más peligrosas cuanto más se prolongue el conflicto.

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