Inteligentes, oportunistas y vivales
PUERTA REAL ·
Están las cosas de tal modo que uno no sabe si invertir en criptomonedas, comprar test de antígenos, o freír huevos de gallina no violadaNos tenía entretenidos el ministro Garzón con sus clases magistrales sobre el consumo de los 'Peppa Pig' o el modo correcto de rellenar una fiambrera, ... ahora llamada táper, cuando de repente asomó en los papeles Iñaki Urdangarín estrenando un nuevo amor. Otra contrariedad para La Zarzuela, que ha conocido sacudidas mayores. Es que no nos dan ni un respiro. Porque a continuación pasas página y te encuentras con Pepe Entrena, el presidente de la Diputación, que anda buscando desesperadamente turistas «de larga distancia» para que remonte la hostelería. Qué cosas. Pienso que es mejor traer turistas de «larga estancia», pero, al parecer, al hombre de mirada azul acero le gustan aquellas procesiones de asiáticos congestionados por el calor, con la botellita de agua en la mano, calcetines blancos, sandalias y bermudas que nos visitaban antes de la pandemia. ¿Era gente de alto poder adquisitivo? Siempre aprendemos algo nuevo. Propuestas como esta son las que se oyen en Fitur, una feria que tiene tal poder de atracción sobrenatural entre las instituciones provinciales, autonómicas, comarcales y municipales, que nadie quiere quedarse sin pasar por el recinto ferial de Madrid. Los chicos de la prensa llamaban hace años a este evento 'Follitur'. No digo más. El caso es que en esta edición todas las fuerzas vivas se han propuesto partir la pana y poner el pabellón de Granada en lo más alto. Siempre que la covid dé un respiro, claro, porque la variante ómicron ha salido tan revoltosa como la bragueta del ex duque de Palma y no para de subir. Tampoco hay que perder de vista a Putin que ha acumulado carros de combate en la frontera con Ucrania y como un día se despierte con acidez de estómago nos deja sin Semana Santa y sin esas riadas de orientales que busca Entrena para patear nuestras calles. Están las cosas de tal manera que uno no sabe si invertir en criptomonedas, comprar un puñado de test de antígenos, ponerse la cuarta dosis, hacer pedorretas tras la mascarilla, o freír huevos de gallina no violada. Un sinvivir, ya digo.
Publicidad
Por eso nos va a venir de perillas la Agencia de Inteligencia Artificial que Paco Cuenca y Pilar Aranda quieren traer a Granada «para aumentar la eficiencia y la sostenibilidad de empresas, administraciones públicas y de la sociedad en general». En este último apartado entramos la gente de a pie. Los torpes –y más si somos de Letras–, nos hacemos la picha un lío con las matemáticas y sus algoritmos cuantitativos o cualitativos, finitos o abstractos. Intuimos que en algún sitio hay seres –de inteligencia natural o artificial– que sabe todo de nosotros; que, a través del móvil, conoce nuestros gustos, nuestras aficiones, nuestro trabajo, los bares y librerías que visitamos y lo que debemos al banco. Escudriñan a conciencia nuestro estado de ánimo. Saben tanto de cada uno de nosotros que hasta logran descifrar nuestros sueños. Sí, hay mucha ciencia en esos inspectores de cuerpos y almas que nos conocen mejor que nosotros mismos. Pero a veces se les cuela un extraño virus que nos pone mirando a Trebujena. Hay muchos listos pero es mucho mayor el número de tontos. Garzón, con su cabeza de chorlito, ya ha mostrado fehacientemente que le viene grande el cargo y que necesita ayuda de la inteligencia artificial. La pregunta ahora es si Iñaki ha echado mano de esta inteligencia o la traía ya de fábrica, alojada debajo del ombligo. 'That is the question'.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión