El Estado siempre ha sido generoso con Cataluña: fue la primera comunidad a la que llegó la electricidad, la primera que tuvo red ferroviaria, la ... primera que tuvo autopistas, la única que, de forma consensuada, se consideró «cuestión de Estado», consiguiendo unas Olimpiadas, y así podríamos seguir enumerando hasta llegar a las dos grandes reformas liberalizadoras del régimen de Franco: el Plan de Estabilización puesto de 1959, y la política, con la Transición democrática. Ambas reformas generaron un impulso económico que fue muy distinto por territorios y que benefició especialmente a las provincias catalanas y vascas, concentrando capital físico y financiero y condiciones privilegiadas para el comercio con Europa.
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La cuestión es que el concierto económico que ha firmado Sánchez con ERC, con independencia de la recurrente insolidaridad que muestran los independentistas con otras territorios españoles, supone, entre otras cesiones, las de la creación de selecciones deportivas propias, embajadas, puestos en los organismos internacionales, etc,
Y es que este 'concierto' no suena nada bien sus notas, y vuelve a ser inconstitucional en el fondo y en la forma planteada, ya que requieren la transformación en leyes orgánicas en el congreso de los diputados, y por ahí ni pasan los barones del partido socialista, imagínense el resto de las principales formaciones políticas, por lo que no da los números para su aprobación.
Tampoco es cierto que estas propuestas fuesen llevadas en los últimos programas electorales del PSOE en la que propugnaban por un estado federal. El PSOE muestra lo peor de su historia con un nuevo golpe, ya lo hizo en la república, o en la proclamación del Estado catalán en 1934 con Companys, y es que la aprobación de esta batería de medidas situaría a Cataluña en la puerta de salida del Estado a un solo paso de la independencia que excluiría a más de la mitad de los residentes en Cataluña. Dicho de otra forma: lo que fracasó con el malhadado 'procés', lo que se convirtió en una pérdida de votos desde 2017 para el independentismo, tanto en sus distintas siglas como en su conjunto, lo que generó carcajada universal, Pedro Sánchez lo ha concedido solamente para asegurarse su estancia en Moncloa y ofrecer algún éxito a sus bases.
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El problema del Estado Español es que cada vez es menos 'Estado', y si la raíz etimológica de 'Estado' y de 'estabilidad' son la misma y la existencia de un 'Estado' estamos viendo que esa estabilidad se aleja de la política española y de la catalana que cada vez es menos 'española'.
Realmente no llegará la sangre al río. Difícilmente, los acuerdos ERC-PSC superarán los trámites parlamentarios y su conversión en leyes y, mucho más difícilmente aún, superarán la prueba del tribunal constitucional (todo tiene un límite hasta en el TC). Por último, en este puzle catalán nos queda la figura de Puigdemont, arrinconado y apartado con la sensación de que le han tomado su abundante cabellera, sin duda moverá ficha, y hará valer son siete votos que mantienen a Sánchez en Moncloa. Prefiere dinamitar el pacto PSOE-ERC con la vista puesta en una repetición de elecciones catalanas donde desaparecerían los republicanos catalanes viendo más expedito su camino a la Generalidad.
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