¡¡Qué hartazgo!!
Puerta Purchena ·
Llevo varios días pensando qué méritos vieron en Eugenia Martínez de Irujo para hacerla embajadora de Almería en Fitur y la verdad es que no encuentro ningunoNo había cumplido aún los 18 años cuando me ilusioné luchando como podía y viendo cómo caía la dictadura tras casi 40 años en este ... país. Fue una buena época. Luego puse todas mis esperanzas en la manera en que se iba construyendo la transición a esa democracia que seguimos disfrutando. Me volví medio loco con las primeras elecciones democráticas (la Constitución no pude votarla porque a pesar de que ya había cumplido los 18 años en aquel momento la mayoría de edad estaba en los 21) y seguí asistiendo con intensidad a las elecciones generales, autonómicas y locales que se han ido celebrando desde entonces. Pero ya no puedo más. He llegado a un punto de hartazgo que me impide ilusionarme con la política y que me ha llevado a aborrecer a quienes la ejercen. En este sentido, el último año ha sido determinante. Ver el Congreso de los Diputados convertido en un circo a cuenta de los sucesivos estados de alarma como consecuencia de la pandemia del coronavirus, duele. Comprobar que a los políticos lo único que les importa son sus intereses personales y partidistas por encima del destrozo en vidas humanas y por encima de las situaciones dramáticas provocadas por la covid-19, duele mucho más. Pero lo peor es que nos hemos instalado en la vulgaridad, la confrontación y la crispación con grandes dosis de desprecios personales y falta de respeto hacia los rivales. La incapacidad para llegar a grandes pactos políticos con verdadero sentido de estado es alarmante y, personalmente, me gustaría que todos aquellos que están en el Congreso, bien haciendo política en primera línea bien actuando de palmeros jaleando las barbaridades que escupen sus líderes, desaparezcan de la vida pública de una vez. Lo del debate a cuenta de la situación en Ceuta ha dejado al descubierto que la política en este país es ruin y está a la altura del barro. La misma altura a la que se sitúa Vox que culpa de todos los males al Gobierno y amenaza con dejar de apoyar al presidente de la Junta de Andalucía si acoge en la región a menores que llegaron de Ceuta. Pues bien, yo pediría a Juanma Moreno y a todo el PP valentía para romper con la ultraderecha porque es, simplemente, mala gente. Es más, desde ahora le doy mi voto si es así. El portavoz en el Parlamento andaluz, Manuel Gavira, tiene la misma altura moral y humana que su compañero el eurodiputado Hermann Tertsch que publicó en tuiter, refiriéndose a la joven de Cruz Roja y al inmigrante que la abrazaba: 'La víctima y la salvadora o el abusador y la idiota. Toda una representación de Europa haciendo el gilipollas'. Me asusta tanto lo que escribió como los pensamientos que tuvo al ver la imagen para llevarle a semejante afirmación. Yo personalmente me quedo con Luna, la joven de Cruz Roja, y con aquellos ciudadanos que salieron a la calle a vestir, dar de comer y curar las heridas, las físicas y las del alma, a quienes lograron alcanzar la ciudad.
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Cambiando de tema, no quiero acabar esta columna sin lanzar una propuesta al presidente de la Diputación, Javier Aureliano García. Llevo varios días pensando qué méritos vieron en la institución que preside en Eugenia Martínez de Irujo para hacerla embajadora de Almería en Fitur y la verdad es que no encuentro ninguno. Hace 36 años que llegué a esta provincia y creo conocerla un poco y ahora que tengo tiempo me ofrezco gratis a ser embajador de Almería y acudir a vender las excelencias de esta provincia a Fitur o a cualquier otra feria turística o agrícola como Fruit Attraction o Fruit Logistica. Le aseguro, presidente, que hablaré de más cosas que de tomates, de lo buena que es la gente en Almería o de lo bien cuidado que está todo y le garantizo que yo no diré que todo es 'súper natural' y que está todo 'súper salvaje'. No lo haré, se lo juro.
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