Guarden las armas, por favor
David Baños
Periodista
Domingo, 14 de abril 2024, 23:11
España tampoco se queda atrás, pues la ministra de Defensa advirtió de la «amenaza absoluta» que supone Putin para la UE. Margarita Robles sostuvo que « ... no somos conscientes del enorme peligro que hay en este momento». Por si fuera poco, llegó a explicar que «un misil balístico puede llegar perfectamente desde Rusia a España».
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Sólo faltaba el ataque de Irán a Israel. Las cosas se complican todavía más de lo que ya lo estaban en Oriente Medio. Este movimiento ha vuelto a poner patas arribas el mapa político internacional ¡Menudo panorama!
Nuestra generación tenía asumido que la guerra era algo reservado a países y territorios inestables, alejados de nuestras fronteras: Irak, Afganistán, Siria, el Golfo Pérsico, Vietnam, … ¿Cómo va a estallar un conflicto armado en la cuna de la sociedad del bienestar? Las alarmas empezaron a sonar el 24 de febrero de 2022, cuando las tensiones entre Rusia y Ucrania dieron paso a la guerra.
Por lo general tenemos mala memoria para lo que no nos gusta o nos da miedo. En plena Europa ya tuvimos un duro conflicto bélico, que se prolongó toda una década ¿Se acuerdan de lo que sucedió en los Balcanes entre 1991 y 2001?
Hoy la realidad es que tenemos activas dos guerras, con dos superpotencias mundiales implicadas en ellas, como son Rusia e Israel. Una supera ya los dos años de duración y la otra lleva medio año. En la de Ucrania suman medio millón las víctimas, entre muertos y heridos entre los dos bandos. En Gaza la cifra de fallecidos supera las 30.000 personas.
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A estas alturas uno no quiere pensar en el refranero español, cuando asegura que «no hay dos sin tres». La Primera Guerra Mundial dejó tras de si 19 millones de víctimas mortales y la segunda un balance aun más escalofriante, 50 millones de almas perdidas. El mundo entero acaba de atravesar una 'guerra' biológica sin precedentes, la pandemia de Covid-19, registrando 15 millones de fallecimientos.
¿Dónde está la diplomacia? ¿Tan difícil es que dialogar, debatir y llegar a acuerdos sin necesidad de recurrir a las bombas? ¿Acaso no tienen hijos y nietos quienes aprietan el botón rojo una y otra vez? ¿Cuánto vale la vida de las personas corrientes, como usted y como yo, en estos momentos?
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Creo que el sentido último de nuestra existencia es la búsqueda de la felicidad. Quizás sea yo el que está equivocado porque con misiles, drones y carros de combate se hace imposible alcanzarla. Me gustaría más escuchar el término «ambiente de preacuerdo». A tiempo estamos.
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