'Granadizarnos'

Tribuna ·

El Teatro de Granada, el museo de la Ciudad que acoja legados, el PTS, el museo de Ciencias Médicas, el Instituto de la Salud… siguen acompañados de interrogantes. Granada pasa 'hambre'

José García Román

Granada

Sábado, 8 de mayo 2021, 01:33

Cada día intento afinar el instrumento de mi juicio para desafinar menos en el concierto social. Creo que es tarea obligada en estos tiempos de ... obsesivo relativismo y provocador descaro, empeñados en conducirnos a estados sociales líquidos o gaseosos, enemigos de comprometidas verdades. Tiempos a los que les convendría recordar el mensaje que le envió a John Kennedy uno de sus consejeros: «La democracia, presidente, es algo más que el gobierno del pueblo y el reino de la mayoría». Máxime, cuando la política deambula por caminos excesivamente perturbadores.

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Tantas veces, la actitud ciudadana, consciente o inconscientemente, es responsable de la parálisis del progreso de los pueblos, por lo que directamente me pregunto si, a pesar de las dificultades, apostamos por una tierra de las posibilidades de Granada. Quedó atrás el tópico «todo es posible en Granada», repetido hasta la saciedad, como si en EE UU de América, en la República Popular China o en el Peñón de Gibraltar no fuese 'todo' posible, por ejemplo. Y también el otro tópico relacionado con la espontánea y singular ironía del carácter local. Los medios de comunicación han hecho su labor subrayando la Granada de buena luz, capaz de ahuyentar la causa principal de los problemas que la asedian: la imperceptible e implacable 'desgranadización'.

La deslealtad, la pasividad, la dejadez, el pesimismo, la desconfianza, la falta de liderazgo, la visión a corto plazo, los relojes atrasados y parados, la insuficiente generosidad, la débil credibilidad, la politización de las reivindicaciones… han sido actores del drama de la deserción. No se trata de quejas de aburrimiento o incordio, sino de constatación de hechos evidentes.

Granada ha decaído y no ha avanzado en relación con su pasado. Por eso está incluida en la lista de las ciudades 'etcéteras'. 'Etcéteras' para las visitas de Estado, las buenas noticias, la Sierra, la Costa, los informativos, el pronóstico del tiempo… Solo unas pinceladas: la SGAE justificó su decisión de trasladar la delegación de Granada a Málaga, por la pérdida de identidad cultural, aunque el objetivo final fuese la centralización en Sevilla. Granada es sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sin embargo no dispone de una 'Ciudad de la Justicia'. El proyecto para Sevilla, según el Sr. Marín, es el siguiente: «Inversión de 78 millones de euros destinados a la compra de edificios de Abengoa y dos parcelas en las que se construiría la ciudad en varias fases, que contemplaría la unificación de órganos judiciales, transporte público, accesibilidad, eficiencia energética y conciliación laboral, para lo cual habría que añadir al presupuesto 30 millones en obras. Se dispondrán de 217.500 m2, destinándose 25.540 m2 a aparcamientos y guardería». Recordemos que el Estadio Olímpico de la Cartuja, cuyo costo fue de 120 millones de euros, acaba de remodelarse para celebrar las finales de la Copa del Rey, encuentros deportivos nacionales e internacionales, e «impulsar el deporte en Andalucía».

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Como 'ciudad cultural' le correspondió la 'pedrea' en aquel pacto de 1980: el Museo de Bellas Artes, pendiente de su definitivo traslado, el Teatro de Granada, el museo de la Ciudad que acoja legados, el PTS, el museo de ciencias médicas, el Instituto de la Salud… siguen acompañados de interrogantes. Granada pasa 'hambre'.

«Fuerza y honor», decían algunos generales en las batallas del Imperio de Roma. Tal vez dicho binomio sea el mejor liderazgo, unido a la convicción de que nunca es demasiado tarde para el proyecto que los 'arquitectos' conocedores de la fecunda historia de nuestra tierra –deseada por paisaje natural, patrimonio histórico artístico, belleza, saberes de 'gaudeamus igitur', cultura, clima, cumbres– han de diseñar no para mañana, sino para ayer, el proyecto de una renovada y potente Granada que día a día nos llama y nos invita a 'granadizarnos'.

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Es un compromiso de todos, sin esperar nada quienes vamos acercándonos al final del viaje y quienes están iniciándolo, para cincelar nuestro futuro y concluir la escultura que siempre será inconclusa –no nos hagamos ilusiones vanas, diré por qué–, pero que es motivo de admiración. Necesitamos soñar con amaneceres para seguir en esa tarea apenas salido el sol, aunque sepamos que Granada, llamada a ser obra perfecta –ahora llega la explicación anunciada antes–, por ese designio estará eternamente inconclusa. Quizás la descomposición del átomo granadino conduzca a la bomba 'granatómica' que al explosionar genere un hongo de inmensas bellezas, que lleguen a las estrellas.

Vacunémonos de una vez, rechacemos la Granada de trasbordos, recuperemos anhelos y soñemos despiertos con una tierra de pulso propio y vuelo de águila. Levantar peso sin maña es una quimera. No siempre gana el más fuerte, sí el constante, el que tiene ideas bien fundamentadas. Las ilusiones pasivas son para el descanso o mientras se toma un café, pero inmediatamente después no existen ilusiones, sino realidades de ilusión que por conocimiento y capacidad esperan el soplo de quienes pueden, y las órdenes de «levantarse y andar», y que conseguirán que Granada deje de ser la desempleada, la tierra del paro. Granada ha de recuperar su norte y no permanecer más tiempo en la relación de las provincias y ciudades 'cuasi'. Su dignidad lo demanda, unida al deseo de que junto a la coronación de tal proeza se recupere el cielo limpio que posibilite alcanzar el privilegio de ser «mirador de estrellas».

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