Porque me da la gana

Ayuso ha convertido esta amable expresión en un revolucionario banderín de enganche

Margarita Sáenz-Diez

Domingo, 9 de mayo 2021, 02:17

La experiencia traumática de la pandemia no debió hacer una mella profunda en la candidata al triunfo electoral, Isabel Díaz Ayuso. Sus mensajes sobre el ... territorio de sus sueños, Madrid, sobrevolaron por la realidad compleja de una comunidad que disfruta de una buena dinámica económica mientras mantiene amargas desigualdades sociales. En todo caso, muchos le confiaron sus papeletas al grito de libertad, como ella la entiende.

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Una libertad que permita a los ciudadanos por las mañanas elegir sobre casi todo y, muy especialmente, sobre si se tomará o no unas cañas con los amigos o con la familia después de una dura jornada de trabajo. Al vacuo grito de «porque me da la gana», ha derribado memeces tan antiguas como la de defender una correcta utilización del lenguaje, convirtiendo esta amable expresión en un revolucionario banderín de enganche.

En aras de la libertad, la defensa de la tauromaquia pasó a ser un cántico glorioso. La construcción de un hospital de campaña «demostró» que en los centros con techos altos, los pacientes sanan muy bien. La elección de ir a misa o a un coso taurino debía ser consecuencia de lo que a uno le diera la gana. Respecto a su adversaria política de Más Madrid, se tomó la libertad de opinar sobre el «reflejo mustio» de la curva de sus labios, y sobre Andalucía tuvo la gentileza de indicar que muchos se trasladaban a Madrid para ser subvencionados. Y, por supuesto, ni estados de alarma ni confinamientos porque había que aprender a convivir con el virus.

Como Isabel Díaz Ayuso no debe tener entre sus libros favoritos alguna de las obras del gran filósofo y ensayista bilbaíno Javier Gomá, ahora debería hacerle un hueco. Se trata de preparar con calma la próxima campaña electoral de 2023. Gomá sostiene que no se trata solo de ser libres, de ser elegantes en el sentido de utilizar la libertad de manera social, virtuosa, inteligente, porque no tenemos ni prioridad ni libertad para todo.

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Pero, como en todo caso se trata de probar suerte con el nuevo concepto de libertad acuñado por la todavía presidenta en funciones de Madrid, me permito sostener lo siguiente: ahora vivo en Madrid porque me da la gana. Porque me da la gana sigo soñando con el Mediterráneo que acaricia Barcelona. Porque me da la gana voto a quien puede proteger mejor a mis amigos, a mis enemigos, y a todos los demás. Porque me da la gana, me cae simpática la líder de Más Madrid en la que no consigo adivinar la curva «mustia» de su boca. Porque me da la gana, a veces voy a misa y evito en lo posible ir a las corridas de toros. Vivo así. Vivo en Madrid y por eso soy libre.

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