Franco, Franco, Franco

«Pero por si le faltaba algo al Pepé Today, le está naciendo una especie de pujolismo jerezano con esto del habla o del acento andaluz»

Marcial Vázquez

Politólogo

Jueves, 12 de diciembre 2024, 23:17

Hace ya tiempo escribí que la obsesión de esta izquierda con Franco era fruto de esa política del rencor y de la venganza- ya a ... estas alturas cobarde y vergonzosa- que supuran estos personajillos ridículos que piensan que van a vencer al dictador varias décadas después de su muerte. En este sentido, para justificarse nos cuentan no sé qué de la reparación, algo que siempre me ha sonado a taller de barrio. La realidad es que en el PSOE nadie quiere reparar nada, porque si pudiesen volver al 36 lo harían no para evitar la Guerra Civil, sino para ganarla. Por supuesto que se equivocan aquellos que dicen que el socialismo ha sido siempre así y adoptan el discurso de Millei sobre «los zurdos»; la realidad es que casi ninguno de los que formaron parte de la dirección del partido durante el felipismo tendría en sus sueños o en sus propósitos utilizar el franquismo y su creador de la manera tan obscena y nauseabunda que lo está haciendo el sanchismo podemita, cuando el modo de entender el poder de Pedro Tramp está mucho más cercano a Francisco Franco que a Felipe González.

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Pero tiene algo de coherencia que un caudillo como Pedro utilice a otro caudillo como Franco; lo que es preocupante es que exista algún tipo de porción de la sociedad que le importe realmente los 50 años de la muerte del gobernador general de España durante 4 décadas. Es llamativo ver a muchos farsantes al servicio del trampismo alertar de los discursos de Vox que están falseando el pasado y blanqueando el franquismo. Y es cierto: hay algún que otro diputado de esta derecha meapilas y de mantilla, pro Putin y seguidores de Orban, que se atreve a contarnos lo bien que se vivía con Franco. Como la juventud es absolutamente analfabeta se corre el riesgo de que se crean el cuento del buen Franco. Pero es que pasa exactamente igual desde la trinchera del Gobierno: nos intentan convencer de un pasado, sobre todo de la II república, que no existe más que en sus fantasías de fanáticos o de ignorantes sin remedio. Al final se le va a acumular el trabajo a Bulaños y a su comisaria Intxurrondo, y tendrán que crear subdirecciones generales en la lucha contra el bulo y la desinformación: una para el presente, otra para el futuro y, la más importante, para el pasado.

Pensaba la otra semana que una de las mayores desgracias de este país es su inventario de lenguas. Sé que es muy poco popular decir esto y va en contra de la Constitución, que habla de la riqueza lingüística como patrimonio cultural de especial respeto y protección. Pero la idealización de las lenguas solo ha servido como arma de destrucción de la idea de España y de un mínimo de cohesión nacional. Del Estado ni hablamos, porque hay partes de él donde el derecho al uso del español es pisoteado, empezando por Cataluña y acabando en Galicia, de donde llega del pasado este señor que está ahora en Génova esperando el taxi que lo lleve a la Moncloa. Que Raxoi no haya dicho nada ante el nacimiento de Juanma Pujolillo responde a dos razones: que Raxoi no existe en realidad, y que en sus años de presidente de la Xunta hizo todo lo posible para perjudicar el uso del español.

Porque en España tenemos una lengua, un habla, un acento para cada barrio, pero luego no hay nadie que aparezca en Paris junto a todos los líderes internacionales que pintan algo en el mundo. La izquierda dice: a quién le importa lo de Paris. Pero la ausencia de España refleja muchas patologías. Desde luego, nadie puede creerse que la representación nacional se fuera a dejar en manos de un mindundi como el ministro este de no sé qué. Pedro Tramp reina pero no gobierna, y por eso poco a poco intentará desgastar y arrinconar a Felipe VI.

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