Puerta Purchena

Una feria única

«Es el caso de la feria taurina que, de tanto darle vueltas, al final Almería se convertirá en la ciudad en la que se materialice la defunción de la fiesta de los toros porque programa tan plano y carente de interés como el de los últimos años no atrae a nadie»

Ángel Iturbide

Periodista

Sábado, 30 de agosto 2025, 22:30

A estas alturas del domingo la Feria de Almería en honor de la Virgen del Mar ya es historia. Anoche terminó con fuegos artificiales echando ... el telón hasta el próximo año. Escribo lo de la Feria de Almería en honor de la Virgen del Mar porque para la mayoría, más allá de las que se llaman María del Mar y celebran su santo el sábado anterior al último domingo del mes de agosto, es simplemente la Feria de Almería, porque aquello de los actos religiosos pasa sin pena ni gloria. Como ejemplo sirva que ni la procesión de la Virgen del Mar, patrona de Almería, entra en el programa oficial de fiestas. Es algo que no acabo de entender y lo he escrito en varias ocasiones. Cierto que la ofrenda floral se celebra el sábado, pero desde que se decidió que las fiestas terminasen ese día, la procesión se celebra el domingo fuera del programa festivo. Quizá lo más sensato fuera celebrar la procesión de la Virgen el mismo sábado tras la ofrenda floral o volverla a prolongar hasta el domingo o pasar a denominar las fiestas como Feria de Almería sin más.

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Pues bien, la Feria de Almería 2025 pasó a la historia ayer y sigue siendo única. Y lo es por diferentes motivos. Uno de ellos el argumentado más arriba de celebrar unas fiestas en honor de la Virgen del Mar dejando uno de los actos centrales de esa celebración fuera de los días de duración de la Feria. Puestos, también podía celebrarse esa procesión en noviembre, por ejemplo. Es única también porque no creo que haya ninguna ciudad de importancia en este país que en el ecuador de sus fiestas el ayuntamiento celebre un pleno que, además, es aprovechado para subir diferentes tasas municipales a ver si con un poco de suerte los ciudadanos no se enteran. Y sigue siendo única porque la polémica sobre la misma surge ya el primer día de feria en lugar de una vez terminada como venía siendo habitual.

A partir de mañana la oposición denunciará los errores de una programación que no les gusta. El equipo de gobierno hará balance y asegurará que ha sido el mejor año de los celebrados. A ninguno de ellos les faltará razón porque cada uno de ellos jugará el papel que les corresponde sin que en él haya lugar para la objetividad. Decía que la polémica no llega tras concluir las fiestas sino que este año llegó cuando las bombillas del ferial aún no se habían calentado. La inició la alcaldesa de Almería, María del Mar Vázquez, al animar a los almerienses a celebrar la feria del mediodía tanto en el centro de la ciudad como en el recinto ferial. Ahí saltó el presidente de los hosteleros, Pedro Sánchez-Fortún, quejoso porque el negocio se podía alejar del centro de la ciudad cuando han sido ellos, los hosteleros, los que echaron una mano cuando se les pidió su participación para animar las calles del casco urbano. El problema de todo esto está en que la Feria de Almería aún no ha encontrado su verdadero sentido y va haciendo experimentos con acciones nuevas año tras año. Eso y que el recinto ferial está alejado del centro de la ciudad y o se va a un sitio o se va a otro; así pues, la Feria de Almería está condenada a dividirse en dos, la feria de día y la de la noche.

Es esa indefinición la que hace que la polémica surja siempre al término de las fiestas. Es el caso de la feria taurina que, de tanto darle vueltas, al final Almería se convertirá en la ciudad en la que se materialice la defunción de la fiesta de los toros porque programa tan plano y carente de interés como el de los últimos años no atrae a nadie. Al final se celebra por tradición, pero de aquí a unos años la feria taurina no existirá. Pero además, el Ayuntamiento de Almería se ha ido cargando poco a poco el interés por participar en la feria. Es el ejemplo de la feria de la noche en el recinto ferial. Hace unos años partidos políticos, sindicatos, instituciones, medios de comunicación… se daban cita en el recinto ferial y levantaban sus casetas que atraían a multitud de almerienses. Era un atractivo más que servía para que miles de personas pasaran por allí a compartir en familia o con amigos y disfrutaran de otra manera. Eso se acabó.

Poco a poco quienes instalaban las casetas tradicionales se cansaron de que el ayuntamiento no diera facilidades, se hartaron de que los precios del suelo cada vez fueran más elevados además de tener que levantar las casetas y se fueron alejando del ferial hasta llegar a hoy en el que su número no pasa de ser simbólico. Pues eso, una feria única.

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