En 1966, John Gurdon publicó en la prestigiosa revista Nature, la primera clonación de un animal. Se trataba de un sapo que se obtuvo tomando ... un óvulo procedente de una hembra de sapo al que se le extrajo el núcleo, para después introducirle a ese óvulo 'vacío' de genes nucleares, el núcleo de una célula del epitelio intestinal de un sapo adulto. Esa 'construcción' funcionó y se obtuvieron sapos que eran albinos tal como el sapo donador del núcleo y no negros como era la hembra donadora del óvulo. Esto significaba que los sapos clonados tenían los mismos genes que los que tenía el sapo donador del núcleo.
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El descubrimiento era de mucho calado porque evidenció que una célula madura y especializada puede ser reprogramada a un estado de 'célula madre' que podía volver a regenerar el individuo adulto. Francamente prodigioso. A John Gurdon le concedieron el Premio Nobel de Medicina en 2012 que compartió con Shinya Yamanaka, a éste por descubrir que células adultas pueden ser reprogramadas a un estado de 'célula madre' simplemente activándoles cuatro genes concretos.
Clonar un mamífero se demoró hasta 1996. Un equipo dirigido por Ian Wilmut y Keith Campbell en Edimburgo, anunció la clonación de una oveja, la famosísima Dolly. Otra vez la técnica consistió en extraer el núcleo de un óvulo e introducirle el núcleo de una célula epitelial. Dolly es todo un hito en la historia de la Ciencia, un descubrimiento extraordinario y me parece de justicia reconocer, que fue una investigadora excepcional llamada Angelika Schnieke la que hizo el trabajo experimental y la merecedora de ser la primera firmante del artículo. Pero fue relegada a un segundo puesto con el consiguiente anonimato. Tal vez fue por las muchas hostilidades surgidas en ese grupo de investigación tras Dolly, por lo que no se les concedió el Premio Nobel a pesar de que el descubrimiento lo merecía sobradamente. Hay que añadir un elemento dramático a esa intrahistoria: Keith Campbell se suicidó en 2012, tres días antes de que se hiciera público el fallo del Nobel de ese año. La Ciencia está llena de grandezas, pero como cualquier actividad humana no está exenta de miserias.
A partir de Dolly se produjo una ola de clonaciones de distintos mamíferos: ratones, cabras, conejos, cerdos, gatos, caballos, perros y monos. En 2018 se clonó el primer primate y en enero de 2024 un grupo de investigadores chinos han reportado la clonación del macaco Rhesus.
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¿Qué beneficios aportan estos experimentos de clonación?
Para el estudio de las enfermedades humanas se emplean animales, y cuanto más se parezcan esos animales a los seres humanos más se pueden extrapolar los resultados obtenidos. Se puede estudiar el Alzheimer provocándoles una patología parecida al Alzheimer a ratones de laboratorio y los resultados son útiles, pero más aún lo son los obtenidos con monos que son mucho más parecidos a los humanos. Los tratamientos eficaces también llegan antes. Por otra parte, la investigación básica se beneficia mucho del estudio tanto de la clonación como de los animales clonados, ya que estos arrojan mucha luz sobre cómo se expresan los genes, cómo transcurre el desarrollo embrionario y como tienen lugar muchos procesos biológicos.
El haber clonado primates cada vez más cercanos al ser humano provoca inquietud porque sugiere que se puedan llegar a clonar seres humanos. De momento, ninguna legislación de ningún país del mundo lo permite. Es cierto que la misma Naturaleza clona individuos a diario, son los gemelos idénticos, hermanos que tienen exactamente los mismos genes y por eso se parecen tanto. Sin embargo, no se sabe de las malformaciones o enfermedades que pudieran presentar humanos que fueran clonados. No tendrían tampoco utilidad ninguna. Por eso, no es pertinente clonar seres humanos y por eso no parece que ninguna legislación, en principio, vaya a permitirlo.
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