Felipe VI, al llegar a la XX Feria Internacional del Aceite de Oliva e Industrias Afines. IDEAL

Expoliva, que estás en los cielos

LA TREPOLINA ·

Todas las ediciones son un éxito, pero esta más. Feria de salida del túnel económico que impuso la pandemia, o eso parece, con precios razonables del aceite y encima va y llueve

Domingo, 26 de septiembre 2021, 13:03

Alfombra verde, verde esperanza, que recorre los pasillos de la mayor feria del mundo del aceite y el olivar, que no en todo somos los ... últimos, ni mucho menos, como algunos se hartan de repetir. Acentos de todos los pueblos, de provincias vecinas y de varios país, no tantos como otras ferias por culpa del virus pero bastantes más de lo se que esperaba y hasta se temía. Y también menos bolsas y menos papel, aunque no fuera por razones ecologistas, pero todo llegará; y menos sombreros y gorras y merchandising, pero más alegría, de oreja a oreja, aunque sea detrás de las mascarillas, porque se ve la luz al final del túnel, porque hace nada era impensable poder celebrar una feria así, porque vino Felipe VI y todas las demás autoridades y la feria se llenó de profesionales, de nuevas tecnologías, de diseño innovador en los estand, mucha gastronomía y hasta de política bien avenida. Por no faltar no faltó ni la lluvia y un aforo para la próxima cosecha menos malo de lo esperado después de la escasez de agua, de la ola gigante de calor de agosto y de la vecería del árbol tras una cosecha más que buena. Pero un aforo lo suficientemente 'malo' como para que se mantengan los precios razonables actuales – lo que son las cosas, la pandemia empezó con protestas por lo contrario – y que la comercialización siga batiendo récord, y si fuera en botella, ya sería el no va más.

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Feria para comprar, para hacer negocios y también para mirar, para tocar, para oler. Una feria con algunas restricciones y medidas aún, pero una feria de toda la vida, de piel con piel, que las ferias virtuales están muy bien y han venido para quedarse y complementar, pero no son lo mismo, igual que los libros en papel, como ya han comprobado sus precipitados sepultureros.

A la veinteañera Expoliva hay que medirla por las expectativas, no por su comparación con las anteriores ni las posteriores. Y, aunque todo es mejorable, ha sido un éxito del sector, de la economía provincial y de Ferias Jaén. Se la jugaron aplazándola unos meses y les ha salido bien, como les podía salir mal, que la pandemia y su oleaje no entienden de barcos. Ha habido suerte, pero, como pasa con la inspiración, te tiene que pillar trabajando.

El cañón de luz del Rey la proyectó lejos, pero hasta el foco más pequeño hace su sombra y dejó en penumbra al resto, incluido el ministro de Agricultura, la estrella en otras ediciones, o al presidente andaluz, bien acompañado después por los suyos, con desembarco del PP, como el viernes con Juan Espadas y el PSOE, y en general del resto de partidos, pues Expoliva es transversal y hasta ahora, gobierne quien gobierne, todos han interpretado acertadamente que esta feria es 'cuestión de Estado' para Jaén y no un ring más.

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La movilidad también ha mejorado en esta edición, y no es fácil, pues pese a los 'parking' disuasorios y los autobuses lanzadera hay quien sigue cruzando la autovía a pie, con el riesgo que supone, y menos mal que la Policía Local, incansable, reguló el mismo, parando la circulación. Aunque la prueba de fuego será en la siguiente edición, si para entonces no hay ya pandemia ni más crisis, que vaya racha llevamos, y pondrá a prueba si las instalaciones se han quedado pequeñas o no.

Y, en la sociedad de la imagen, falta un icono, un símbolo totémico hacia el exterior, a la entrada o donde sea. Porque, ¿qué imagen resume la feria, más allá de los pasillos sin el rótulo de Expoliva?

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