Los congresos de los partidos suelen ser como las tradicionales pegadas de carteles, actos muy vistosos que no van más allá de la autocomplacencia y ... que reflejan la notoria torpeza que tienen algunos políticos con la brocha gorda en la pegada de carteles, y con la brocha fina en los congresos.
Publicidad
Como muestra, el pasado congreso del PP-A celebrado en Granada, que en vez de unir sirvió para emborronar el bucólico paisaje popular andaluz pintado por el artista Moreno Bonilla y desplazarlo por el cuadro 'La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol' de Goya, una pintura muy simbólica para la actual situación del partido en Madrid, donde las tropas del general Egea intentan aplastar el levantamiento de boquilla de la insurgente Ayuso.
Si se piensa en frío, lo único que mantiene la unidad en un partido es mantener el poder. El PP-A se encuentra en esa incómoda posición donde la ansiedad aflora siempre, pero hay que reconocer que Moreno ha demostrado ganas de entenderse con todo el mundo, incluyendo a Juan Espadas, aspirante al trono. Los encuentros entre ambos son tan respetuosos y emanan una cordialidad tan versallesca que invitan a acercarse al almanaque para ver si es el Día de los Inocentes; pero no, se trata simplemente de una excelente relación política, mira tú por dónde.
Por otra parte, y volviendo al congreso, me sorprendió cuando Ayuso se dirigió a Moreno y le aconsejó: «Vuela libre y toma tus propias decisiones». Creo que ahí se excedió la 'Piquito del Oro' de la política madrileña, porque aquello sonó a que Moreno es prisionero de Génova y por eso no es capaz de tomar sus propias decisiones. A veces aconsejar a otra persona conlleva el riesgo de empequeñecerla.
Publicidad
En fin, creo que a Ayuso sus publicistas la están catapultando a categoría de estrella de cine, aunque yo la veo más como mito de la canción española, por ese caracolillo a lo Estrellita Castro que luce la maja madrileña en algunas de sus comparecencias. A este paso Ayuso puede que termine de icono pop, estampada en camisetas como el Ché Guevara o las sopas Campbell de Andy Warhol. De moda política pasará a moda veraniega.
De ser un líder carismático y fascinante a convertirse en un símbolo de la pura verborrea solo hay un paso, así que yo le recomendaría a la presidenta madrileña que evite deleitarse demasiado con las adulaciones. Eso sí, Moreno Bonilla ha salido muy fortalecido del congreso, con esa sonrisa de 'Ande yo caliente…' que de tantos malos ratos le ha librado.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión