Opinión

Crisis de valores y modelos emergentes de familia

Los cambios se suceden con tal aceleración que, en opinión de Chesterton, con cada década se inaugura hoy un siglo

Enrique Gervilla

Domingo, 13 de octubre 2024, 23:00

El vocablo 'crisis' expresa la idea de un cambio profundo de consecuencias importantes. Tal es la realidad de las personas y de la sociedad. Los ... seres humanos desde su nacimiento, estamos sometidos a un proceso continuado de cambio físico, intelectual, social y axiológico. Y la sociedad, el conjunto y relación de tales personas, sigue la misma orientación.

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La vida humana es imposible sin valores

La existencia del ser humano, en cuanto humano, es inviable sin un conjunto de valores que orientan nuestras acciones, decisiones, den sentido a nuestra vida, y con ellos alcancemos nuestra realización personal. Se trata de un tema medular en la vida práctica, puesto que viene a ser el eje orientador del comportamiento de las personas. Por eso, desde que el ser humano existe, ha deseado el valor y ha rechazado el antivalor. Con toda razón, afirma Victoria Camps que «los valores no precisan justificación. Lo que exige ser justificado es la ausencia de ellos».

La literatura de todos los tiempos, las leyes, las costumbres, el arte, las canciones, etc. han fomentado o rechazado unos u otros valores, según el momento histórico. El ser humano, por naturaleza, anda hambriento del bien como de la comida, del sexo o del descanso.

Cambio de valores

Con independencia del sistema de valores que se acepte, es evidente que el ser humano es un ser portador de valores. Expresiones tales como «vivimos en una sociedad sin valores», o bien «se han perdido los valores», o «la juventud de hoy carece de valores», etc., además de falsas, manifiestan un radicalismo e inmovilismo axiológico. Quienes tales afirmaciones sostienen sólo pueden afirmar que la sociedad o la juventud actual carecen de «sus valores», o de los valores vigentes hace años entre nosotros, pero no la carencia total de valores, que conllevaría la misma muerte del ser humano en cuanto humano, de la educación y de la sociedad.

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Una sociedad en permanente crisis de valores

Desde el año 1975, año en el que se inicia la transición política, la sociedad española ha experimentado una profunda transformación en el campo axiológico. Ello induce a afirmar el nacimiento de un nuevo modelo de persona y de sociedad, denominada por los sociólogos sociedad «postindustrial», «postmoderna» o «postmaterialista». Hoy, superados ya los monismos culturales rígidos y cerrados, vivimos en un mundo y en una sociedad «pluri» y «multi»: multitécnica, pluriconfesional, multipolítica y multicultural, en la que la yuxtaposición y convivencia de culturas manifiesta la diversidad y el pluralismo humano, social y educativo. Los medios de comunicación social, singularmente la TV, nos ofrecen a diario una pluralidad de formas de vida y modos de pensamiento. De este modo, se manifiesta un relativismo axiológico y cultural de fuertes repercusiones familiares y educativas.

La pluralidad de modelos familiares.

Tal diversidad ocasiona la incomprensión entre padres e hijos (adolescentes/jóvenes) es hoy una situación bastante generalizada. Ello no comporta necesariamente una carencia de afecto, sino que más bien una falta de entendimiento o comprensión.

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Al enjuiciar cualquier hecho o acontecimiento la valoración, por lo general, es distinta y, con frecuencia, antagónica. Baste recordar cuántas discusiones se dan en el seno familiar cuando padres e hijos tratan de valorar: las escenas de Tv., horario de llegada por las noches, el trabajo o el estudio, la disciplina familiar, la colaboración en las labores domésticas, las amistades, etc.

En el fondo de este enfrentamiento, o mejor incomprensión, reside el plural concepto de familia. En la actualidad, se puede entender por familia situaciones tan diversas como: la unión de un hombre y una mujer, dos hombres o dos mujeres, un hombre y varias mujeres, o a la inversa, casados por la Iglesia, por lo civil, o no casados, con una estabilidad permanente o relativa, en un mismo o distinto lugar, etc. Si bien, todas las religiones tienen un modelo ideal de familia.

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Cercanía temporal y lejanía axiológica

El V Informe FOESSA, en el año 1994, con toda razón, afirma al respecto: «A nadie se le concede hoy legitimidad social para establecer las fronteras de hasta dónde debe alcanzar la familia. ¿Es familia la unión de dos homosexuales?, ¿es matrimonio el matrimonio pagado sin convivencia por razones, por ejemplo, de obtener la nacionalidad un inmigrante?, ¿es admisible ser madre biológica en la tercera edad?, etc. Quizás lo único en común, antes como ahora, sea el concepto de unión destinada a satisfacer dos necesidades básicas: amor y sexo, entendidas uno y otro en su más amplio significado.

Siglos de antes, décadas de hoy

Hoy nos ha tocado vivir en una sociedad de permanente crisis. Los cambios se suceden con tal aceleración que, en opinión de Chesterton, con cada década se inaugura hoy un siglo.

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La estabilidad y firmeza ideológica y axiológica de la Edad Media y de la Edad Moderna son hoy sólo un recuerdo histórico. Heráclito, y no Parménides, es el modelo de vida.

Conclusiones

1. La existencia del ser humano, en cuanto humano, es inviable sin un conjunto de valores que orientan nuestras acciones y den sentido a nuestra vida.

2. Tales valores, en nuestra sociedad, se encuentran en una permanente crisis o cambio, que inciden en todos los ámbitos de la nuestra vida personal y social.

3. La incomprensión entre padres e hijos –adolescentes/jóvenes– es hoy una situación bastante generalizada. Ello no comporta necesariamente una carencia de afecto, sino que más bien una falta de entendimiento.

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4. La estabilidad y firmeza ideológica y axiológica de la Edad Media y de la Edad Moderna son hoy sólo un recuerdo histórico.

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