Mis encuentros con Silvia López, psicóloga general sanitaria, se remontan a mis primeros tiempos en Granada. Encuentros casuales en el Albaicín, mi barrio de siempre, ... ejerciendo una vecindad amable y silenciosa. Y luego, más tarde, coincidencias profesionales, en congresos y reuniones varias. Y encuentros en las aulas de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) compartiendo cursos y jornadas. Encuentros siempre enriquecedores. Ese conocimiento me hizo admirar cada vez más el trabajo profesional de Silvia. Por eso, cuando, más tarde, amigos y colegas me consultaban por temas 'afectivos, emocionales y psicológicos', yo mismo (que no me dedico a la psicología clínica) los derivaba a Silvia con la seguridad de un acierto seguro. Y así fue en su momento, y así sigue siendo hasta hoy.
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Hasta que un día, fui yo quien necesité sus expertos servicios y sus sabias intervenciones terapéuticas. No era por ningún trastorno alimentario tipo anorexia o bulimia (una de sus especialidades) ni por problemas con un hijo adolescente (otro de sus temas clave). No, en mi caso era más bien, por un doloroso 'trastorno' sentimental. No conseguía despedirme, desapegarme, de mi última pareja. Aunque ya nos habíamos divorciado, yo seguía 'enganchado' a la relación. Silvia me atendió con un trato exquisito, diferenciando claramente (y con gran maestría) nuestra relación terapéutica de nuestra relación amistosa. Me ayudó a reflexionar y a repensar; a sentir y a expresar. Lloré, lloré y lloré. Y sí, logré despedirme. Y tras cuatro intensas y fructíferas sesiones, Silvia me dio el alta. Y esa honestidad también se la agradecí. Porque, además, en todo el proceso me sentí el centro de la intervención, el máximo protagonista. Y eso, por una parte, me comprometía; y, por otra, me empoderaba. Disfruté (crisis de llanto incluida, por supuesto) de la terapia. Y aprendí. Y crecí como ser humano.
Silvia López ejerce, en estos momentos, como coordinadora de la Unidad de Trastornos de la Alimentación (UTA) del Hospital Vithas Nuestra Señora de la Salud en Granada. Y, además, imparte conferencias, y tutoriza a un buen número de alumnos y alumnas de las Facultades de Psicología de Granada y Jaén. Es también fundadora y psicóloga coordinadora de ADANER en Granada (Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa). Uno de los aspectos que más me conmueven de Silvia es su constante deseo de aprender, de mejorar, de incorporar todas aquellas novedades que le 'ayuden a ayudar' más y mejor. De ahí que nuestro último encuentro fuera el pasado mes de octubre de 2019 compartiendo saberes y reflexiones alrededor del Dolor, en la Jornada que organizamos en la EASP bajo el título de 'Dolor y salud en el siglo XXI' y en las que abordamos dimensiones tan claves en el tratamiento del dolor, y tan complementarias, como la farmacológica, la emocional, la espiritual (sentido de la vida), y las relacionadas con la alimentación y la actividad física.
Silvia López es una persona generosa y compasiva. Lúcida y divertida. Serena y reflexiva. Sabia. Y sé, de buena tinta (ella misma, lo confieso) que su lema preferido es: «Siempre adelante».
Las recomendaciones de este mes van a ser, como no podría ser de otra forma, muy armoniosas con los gustos de nuestra querida invitada. En primer lugar, atendiendo al hecho de que a ambos nos encanta la música brasileña, recomendaré, con entusiasmo, la obra maestra de Vinicius de Moraes, Joao Gilberto, y Maria Bethania titulada 'La Fusa'. Un disco histórico. En segundo lugar, un libro maravilloso y muy estimulante para estos tiempos de pandemia: 'La insoportable levedad del ser' de Milan Kundera; donde encontramos una inteligente y argumentada diferenciación entre los amantes líricos y los amantes épicos (no se la pierdan, por favor). Finalmente, recomiendo con pasión, un programa radiofónico que descubrí el pasado verano y del que me he hecho fan: 'Un libro, una hora', dirigido por Antonio Martínez Asensio, en la Cadena Ser.
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