El sexto mandamiento
«La infidelidad no es delito en la mayoría de las legislaciones actuales (en España lo fue hasta 1978, cuando se despenalizó el adulterio y el amancebamiento)»
Leo en prensa que Nestlé ha despedido de manera fulminante a su consejero delegado por haber mantenido una «relación romántica no declarada con una subordinada ... directa» (palabras textuales de su comunicado). Dicho comportamiento contraviene el código de conducta de la multinacional suiza.
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No puedo opinar nada al respecto, ya que desconozco el trasfondo, los detalles y las circunstancias de esa «relación romántica no declarada». Lo saco a colación simplemente porque la historia, aunque no sea la misma, me ha hecho recordar la muy mediática pillada al CEO de Astronomer en el concierto de Coldplay en Boston, el pasado mes de julio: la kiss cam lo cazó abrazado a la jefa de recursos humanos de la misma empresa; cuando se dieron cuenta, se separaron, tapándose la cara; ambos estaban casados, pero no entre ellos. El vídeo se hizo viral inmediatamente (lleva millones de reproducciones en TikTok o Instagram). Al poco tiempo, él renunció a su cargo; algo más adelante, renunció ella.
Me genera muchas dudas el caso de Astronomer, que parece el de una relación consentida entre dos personas adultas con un nivel jerárquico parecido (vale que él era el era el director ejecutivo, pero ella era directiva también, no una trabajadora rasa). El hecho de que fuera una relación extramarital compete, me parece, a sus respectivos cónyuges. Pero, ¿también a su empresa? ¿Hasta qué punto es pertinente llevar cuestiones del ámbito privado, relativas a la moral, a terreno profesional? Haciendo, además, escarnio público.
Astronomer publicó en la red social X su compromiso con «los valores y la cultura que nos han guiado desde nuestra fundación». Añadiendo: «Se espera que nuestros líderes establezcan el estándar tanto en conducta como en responsabilidad». Tengo varias preguntas: ¿la compañía invitó a renunciar a su CEO por serle infiel a su mujer? ¿Por salir con una empleada de la casa? (supongo que su código de conducta, que los dos tuvieron que firmar, prohíbe expresamente su comportamiento) ¿Por el qué dirán, a raíz de que el romance se hiciera público para todo el planeta? ¿Le habrían dado la patada igual si la mujer no hubiera sido empleada de Astronomer?
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Entiendo que a los infieles les hayan llegado sendas solicitudes de divorcio, que sus suegros tampoco quieran verlos ni en pintura, que tengan que dar explicaciones a sus hijos, que sus amigos les afeen la falta de respecto hacia sus parejas. Pero de ahí a que su compañía anuncie una investigación formal sobre el asunto y se ponga a sermonear sobre «valores» y «cultura» me parece que media un abismo. Argumentos pelín / bastante puritanos, muy de castigo al pecador. Entiendo que los dos serían excelentes profesionales, y muy productivos para su organización.
La infidelidad no es delito en la mayoría de las legislaciones actuales (en España lo fue hasta 1978, cuando se despenalizó el adulterio y el amancebamiento). Sin embargo, Astronomer ha tratado a su CEO y a su directora de recursos humanos como a delincuentes, como si hubieran robado o matado.
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Ya se sabe que la tradición judeo-cristiana es muy de poner algunos de los diez mandamientos por encima de otros. El sexto lo tenemos grabado en mayúscula y negrita: «No cometerás adulterio» (o «No cometerás actos impuros»). Del séptimo –»No robarás»– , del octavo –»No darás falso testimonio ni mentirás»– o del décimo –»No codiciarás los bienes ajenos»– ya si eso hablamos otro día.
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