El veto a Israel se acelera

El uso partidista del calvario palestino que se desliza en la Vuelta y ahora en Eurovisión contamina una causa justa y de apoyo transversal

Editorial

Lunes, 15 de septiembre 2025, 23:15

Pedro Sánchez ha decidido dar un acelerón a su reiterada condena a Israel por la masacre en Gaza con una defensa del veto en todas ... las competiciones internacionales, en un pulso que pone en peligro las relaciones con el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu. Una vez terminada La Vuelta más convulsa, el presidente del Gobierno ha preferido ampliar el foco de la censura a todas las plataformas de proyección mundial que pueda tener el país hebreo, incluida Eurovisión. Se equivocaría Sánchez si busca un uso partidista de sus posiciones en un momento de máxima solidaridad social con el calvario palestino, en vez de reconocer los excesos cometidos por su temerario apoyo a las protestas cuando se veía venir el abrupto final que tuvo la última etapa en Madrid el domingo pasado.

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Pero hay una diferencia sustancial entre clamar «contra el genocidio de Israel» en las calles durante la carrera ciclista más importante, con el riesgo de que se produzcan, como ocurrió, algunos conatos de violencia que pusieron en riesgo la integridad de los corredores y empañen la imagen del evento. Y hacerlo en el consejo de administración de RTVE, donde hoy se votará la posibilidad de que España renuncie al festival musical si se mantiene en él la participación artística israelí. En el caso de La Vuelta, el impacto es mucho mayor, hasta el punto de haber convertido la interrupción forzada de la última etapa en una auténtica batalla política. En el segundo, se trata de un espacio de debate controlado en el que las decisiones se adoptan por sus consejeros, nombrados a propuesta de los partidos. No están libres del clima de crispación, pero no hay lugar para la protesta airada y multitudinaria. Sin embargo, un eventual veto de España a Israel en Eurovisión –sería el quinto país en hacerlo– tendría mucha más repercusión en la práctica que cualquier manifestación como la del domingo. Sánchez se declaró ayer «orgulloso» de la imagen dada al mundo, pero lo que más ha transcendido son secuencias de manifestantes en gestos violentos, policías en actitud represiva y ciclistas subidos en neveras como podios, como si fuera una ceremonia clandestina.

Viendo el cruce de acusaciones entre Gobierno y oposición, parece que han optado por el choque en busca del rédito electoral, sin darle una oportunidad al consenso para aglutinar el amplio apoyo transversal que despierta la causa palestina. La polarización no debería contaminar una reivindicación tan justa y urgente como es el final del cruel asedio en Gaza.

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