Políticos que arden

Que PSOE y PP redoblen su pugna electoral en plena tragedia por los fuegos desalienta a una ciudadanía que les exige unidad y eficacia

Editorial

Domingo, 24 de agosto 2025, 00:32

Dos semanas de devastación por el fuego en el noroeste de España causan costes irreparables como el de los cuatro fallecidos. Y daños aún pendientes ... de evaluar en casas, explotaciones agrícolas y ganaderas, entre otras actividades, además de la dolorosa pérdida de riqueza natural que ejemplifican Las Médulas de León. A la declaración de las áreas afectadas como zona catastrófica, en el Consejo de Ministros del martes, seguirán las reclamaciones de los perjudicados, que instituciones y aseguradoras deberán atender con la máxima diligencia.

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El episodio de incendios tiñe de negro un paisaje que tardará mucho tiempo en recuperarse. Desnuda además a ojos de los más directamente afectados, y ante la ciudadanía en general, a unas administraciones que se han visto desbordadas. Como ya ocurrió hace diez meses con la dana de Valencia, en aquella ocasión con un coste humano todavía difícil de asumir, un despliegue de recursos sin precedentes no ha evitado que vecinos de Castilla y León, Galicia y Extremadura se sintieran desprotegidos en la emergencia. Que más de 30.000 personas vivieran el drama del desalojo con el temor de lo que encontrarían a su regreso días después. Y que todo el país asistiera avergonzado a un nuevo asalto de la pugna electoral que libran PSOE y PP.

En el Gobierno central, los socialistas, y al frente de las comunidades autónomas escenario de los siniestros, los populares, ambos merecen una severa censura por anteponer el interés partidista a la colaboración estrecha y leal que requiere una situación tan angustiosa. Por su impaciencia –todavía ayer seguían activos 13 incendios– para reprochar la actuación del adversario político, sin detenerse a enjuiciar el ejercicio de las propias competencias. Por no prever el riesgo explosivo de las sucesivas olas de calor después de una primavera muy lluviosa, eludir la autocrítica sobre la deficiente gestión forestal y consentir las precarias condiciones laborales de los que miran al fuego a la cara.

Con la bronca permanente para calentar un nuevo ciclo electoral, PSOE y PP descuidan, y en el caso de los conservadores incluso alientan, un progresivo desprestigio de lo público como proveedor de soluciones. Y abonan el terreno para el desencanto abstencionista y, aún peor, para el ascenso de un populismo callado ante las verdaderas urgencias pero presto a prender hogueras por problemas imaginarios.

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