La decisión de retirar la protección del Servicio Secreto a la exvicepresidenta Kamala Harris vuelve a acreditar los impulsos que animan a Donald Trump en ... el ejercicio del cargo: la arbitrariedad y la venganza. Para desposeer a Harris de la extensión de seguridad aprobada por Joe Biden, su sucesor no considera necesario promover reforma legislativa alguna; lo hace porque quiere. Durante la campaña electoral se sintió vulnerable ante su contrincante y elige el momento en que ella comienza una gira para presentar un libro para privar a su equipo de alertas sobre posibles amenazas. Una información vital en el país polarizado que el presidente se afana en conformar. Unos EE UU de los que quiere borrar la diversidad, la libertad de pensamiento en la enseñanza, el respaldo científico en la sanidad o ajustar cuentas con fiscales y abogados que lograron llevarlo ante la Justicia. Hasta que el Tribunal Supremo le concedió inmunidad absoluta para su actividad. Así que da rienda suelta al revanchismo contra antiguos colaboradores como John Bolton, fustiga con aranceles políticos y niega el visado a dirigentes palestinos para asistir a la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
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