Dinero más caro

Editorial ·

La subida de tipos insinuada por el BCE para julio no abaratará la energía, pero lanza una señal de firmeza en el control de la inflación

Lunes, 16 de mayo 2022, 00:10

La zona euro se encamina hacia la primera subida del precio oficial del dinero en once años. El BCE, donde han convivido posturas contrapuestas sobre ... la fecha más adecuada para dar ese paso, adoptará la decisión antes de lo esperado, según se desprende del viraje en el discurso de su presidenta. Christine Lagarde ha sugerido que lo hará en julio, una vez asumida la necesidad de enviar con rapidez una clara señal, tanto a los inversores como a la ciudadanía, de que hará cuanto esté en su mano para frenar una inflación desbocada por el brusco encarecimiento de la energía y de las materias primas como consecuencia de la guerra en Ucrania. La prolongación de esa escalada durante más tiempo del previsto en un principio, sin que ningún indicio permita predecir una significativa corrección a corto plazo, empuja a actuar al banco central más para demostrar su compromiso con la estabilidad del IPC que por la posible influencia de esa medida en el origen del problema.

Publicidad

El movimiento del BCE, que secunda los realizados por la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra, se producirá semanas después del cese de las compras de deuda a finales de junio. Su adelanto es relevante porque abre la puerta a nuevas aumentos de tipos –ahora, en el 0%– este mismo año. Y, además, porque viene envuelto en la advertencia de que la obligada apuesta europea por la independencia energética, para dejar de estar a expensas de Rusia, mantendrá la presión sobre el coste de los combustibles durante un largo periodo, lo que aleja un horizonte de baja inflación como el de la última década. El gran desafío consiste en hacer compatible el giro en la política monetaria con un crecimiento sólido cuando el consumo ha sido el principal motor de la reciente recuperación. Las peculiaridades de la situación siembran dudas sobre el grado de eficacia de la medida, ya que el ascenso del IPC que pretende controlar no obedece tanto a una intensa demanda como al 'shock' provocado por una guerra en los mercados energéticos y en la cadena de suministros.

El adiós a una excepcional etapa de dinero abundante y gratuito, que ha permitido afrontar las últimas crisis, tendrá un especial impacto en los países más endeudados. Entre ellos, España, que habrá de adaptarse a un mayor coste de su financiación sin que eso merme su crecimiento y la creación de empleo, ni engrose un déficit insostenible que deberá embridar más pronto que tarde.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad