Demasiadas vías de contacto

Jesús Lens

Jueves, 16 de febrero 2023, 00:41

Les iba a escribir de ese súbito viaje de nuestro alcalde a Madrid para reunirse con la ministra Montero de cara a la consecución de ... nuevo parque tecnológico en Granada cuando se me cruzó uno de esos estudios que te obligan a cambiar de tema.

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Antes de saber ni de qué va la vaina de ese nuevo polo, ya se escuchan críticas, como si fuera un premio de consolación por la no concesión de Aesia. Que puede serlo, pero a mí me importa una higa mientras vengan inversiones a Granada relacionadas como el conocimiento. Más que nada porque el recurso al Tribunal Supremo por el escándalo de la agencia de supervisión de la inteligencia artificial sigue su curso. Un triple curso, de hecho.

A partir de ahí, a lo hecho, pecho. Si el Gobierno central quiere desagraviar a nuestro consistorio con inversiones, bienvenidas sean. Como si les da por soterrar el AVE o financiar Rules de una maldita vez. Habría que ser muy cortos de vista. O muy tontos, directamente, para ponerles peros. Por mí, como si es un desagravio por las Capitulaciones de Santa Fe o el exilio de Boabdil.

De todo eso iba a escribir cuando leí que cada vez más estudiantes han dejado de usar el correo electrónico. Se ha quedado obsoleto. Prefieren contactar con el profesorado… ¡a través de mensajes directos por Instagram! Del TikTok, sin embargo, no dice nada. Creo. Que cuando he querido volver a la información sobre el estudio de marras, ya no la encuentro. Ni Alexa es capaz de hallarla. ¿Lo habré soñado?

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Les diré que, hace unos años, era una máquina del correo electrónico. Los contestaba todos y a una velocidad de vértigo. Era imposible pillarme en el renuncio. Como odio hablar por teléfono, aquello era una bendición de los dioses. Entonces llegaron los SMS. Y las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram, cada una con su propio sistema de mensajería, etiquetado y menciones. Además de las páginas y grupos. Y el Linkedin profesional. Y el WhatsApp.Y sus audios, listas y grupos… de nuevo. Y el Telegram. Y las redes sociales para amistad… y lo que surja.

Ahora te entran mensajes por tantas vías y canales diferentes que estar al día sería misión imposible hasta para el mismísimo Tom Cruise. Así las cosas, mi gran duda es cuáles de esos medios debemos considerar desfasadas antiguallas, emparentadas con el fax, para no quedar mal dando la callada por respuesta.

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