Granada 2031: ilusión y humildad frente a cinismo y complacencia

David Jiménez-Blanco

Presidente de la Bolsa de Madrid

Lunes, 7 de octubre 2024, 23:23

«Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nadacomo la pena de ser ciego en Granada»

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Francisco de Icaza, Para el pobrecito ciego, ... hacia 1922

«Grata la voz del agua a quien abrumaron negras arenas, grata a la mano cóncava el mármol circular de la columna, gratos los finos laberintos del agua entre los limoneros, grata la música del zéjel, grato el amor y grata la plegaria dirigida a un Dios que está solo, grato el jazmín»

Jorge Luis Borges, Alhambra, 1976

No, lo anterior no pretende regalar nuestros oídos con dos testimonios (entre muchos otros posibles) de la belleza de nuestra ciudad. Lo que trato de ilustrar es que cualquier situación es susceptible de ser vista de dos maneras diferentes. En la década de los veinte del siglo pasado, el diplomático mexicano Francisco de Icaza lamentaba en un célebre verso la situación de un mendigo ciego en Granada, que al no poder disfrutar de lo que tenía delante se convertía en la representación de la desgracia suprema. Cincuenta años más tarde, otro literato hispanoamericano como Jorge Luis Borges, ciego desde muchos años antes, parecía desmentir esa maldición al reconocer en un precioso poema los estímulos sensoriales de oído, tacto, gusto y olfato que le permitieron disfrutar de la Alhambra de otra manera, pero con no menor intensidad y deleite. Fatalismo frente a posibilismo.

Granada (como muchas otras ciudades, por otra parte) tiene también dos maneras de verse a sí misma. La primera es la manera doliente, que insiste en la belleza y el carácter único de nuestra dotación de recursos naturales, monumentales e intelectuales, representados respectivamente por la vega, la Alhambra y la universidad, al tiempo que se queja continuamente de que esa dotación no se traduzca en un mayor desarrollo social, un mayor reconocimiento en diversas esferas y, en definitiva, en un mayor nivel de vida de sus ciudadanos. La otra manera de verse a sí misma propone, como Borges, hacer lo mejor posible con lo que tenemos, sin obsesionarnos con lo que nos pueda faltar o «lo que nos han quitado».

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A nuestra ciudad se le plantea ahora un nuevo y precioso reto, ante el que podemos adoptar una u otra postura: la doliente, cuyo argumento principal es que el mundo nos debe un desagravio por todo lo que ha disfrutado «gratis» de nuestra historia y de nuestra Alhambra; o la de olvidarnos de todo eso y luchar por lo que queremos conseguir con las armas de nuestro entusiasmo, nuestra inteligencia y nuestra capacidad de planificación y organización. Por supuesto, para ello contamos con la base que nuestra riquísima historia nos ha proporcionado, pero no debemos dormirnos sobre ella. El resto de ciudades que aspiran a la designación se han puesto a trabajar ya, y lo hacen con entusiasmo y con humildad. Tenemos que ganarles en ese doble concurso. Cada uno de nosotros es necesario y puede aportar algo. Nunca se ganó un honor como éste desde el cinismo fatalista ni desde la suficiencia.

Las primeras capitales europeas de la cultura fueron bastante obvias: Atenas, Ámsterdam, Florencia, Berlín, París, Madrid…. Desde hace ya bastantes años, el honor está recayendo en otras ciudades mucho menos conocidas, como Bodo, Bad Ischl o Trenchín, sobre la base de proyectos que reconocen las carencias de cada una de ellas y proponen remediarlas mediante nuevas propuestas culturales y cívicas y la renovación o mejora de las infraestructuras existentes. Creo que no exagero mucho si digo que, además de la calidad intrínseca del programa diseñado para el año de la capitalidad, lo que más cuenta es el consenso suscitado en la ciudad. Si todos los granadinos lo queremos, y si demostramos quererlo más que Burgos, Toledo, Cáceres, Las Palmas o Jerez de la Frontera, seremos imbatibles.

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Parafraseando a John Fitzgerald Kennedy, no pienses qué puede hacer por ti la capitalidad cultural europea de Granada, pregúntate qué puedes hacer tú por ella: súmate a las iniciativas que se planteen, expresa tu apoyo en las redes, habla bien de tu ciudad, ayuda. No pienses que esto es posible sin ti.

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