Esta semana ha corrido como la pólvora, en los medios de comunicación y en todas la redes sociales, los daños causados a unas pinturas rupestres ... en el Parque Natural de Despeñaperros, término municipal de Santa Elena. Daños que se pueden categorizar perfectamente de vandalismo, que va a costar mucho trabajo, o tal vez sea imposible, recuperar tal y como han estado por siglos y siglos, desde que aquellos hombres primitivos decidieron pintarlas en esas rocas, permaneciendo en ellas hasta nuestros días de manera intacta.
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Los actos vandálicos han llegado para borrar un trozo de nuestra antiquísima historia, expresada por nuestros antepasados, dibujando estas figuras conocidas como las Sacerdotisas. Las pinturas estan ubicadas en las rocas del abrigo de los Órganos, son de un inmenso valor arqueológico y cultural, con más de 4.000 años de historia. Se trata de un atentado contra el patrimonio de nuestra tierra, del país en general y, en concreto, de Jaén. Tarden más o menos en identificarse a los autores tendrán que responder sin ninguna impunidad del atentado obrado contra ellas.
Hay que tener muy poca cultura para llevar a cabo unos hechos como estos. Es tanto como si alguien un buen día se le ocurriese coger un bote de pintura en spray y rociar la fachada de la mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada o la Giralda de Sevilla, por decir algunos de los también importantes monumentos que tenemos en Andalucía. Esto es de ser un insensato e inconsciente, pues el hecho puede llevar aparejado la perdida, para siempre, de estas figuras y con ellas la de un trozo de nuestra civilización.
Ahora hay que trabajar en dos frentes, ambos muy importantes. El primero de ellos tratar de encontrar más pronto que tarde al autor o autores de tan salvaje suceso, para ponerlos frente a la justicia y que pague por este delito. Y el segundo, y no menos importante, tratar de restaurar por parte de expertos estas pinturas para que volviesen a su estado original y no tengamos que lamentar la perdida de un trocito de nuestra cultura.
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Pero sobre todo, tenemos que tener bien claro que hay que trabajar por concienciar a todos en el respeto a nuestro patrimonio, ya se trate de pinturas, esculturas o elementos arquitectónicos, pues ellos nos permiten conocer como eran nuestros antepasados y manera de vida. Cada época y cada momento tiene su culmen y esplendor, que se expresa de muchas maneras. Estas pinturas rupestres eran una forma de expresión muy importante y poseían un gran valor por el conocimiento que transmitían de quella época.
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