No sé si sabrán que Cazorla ha sido elegida la Capital del Turismo Rural 2022, un entorchado otorgado por la web escapadarural.com que ha ... quedado cosido a nuestras ambiciones como ciudad señera del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Además, con el voto de 21.000 de las casi 100.000 personas que participaron en este certamen, 3.000 más que el municipio ganador en 2021 –Olvera– y 7.000 más que el segundo clasificado de este año –Chinchón–. Unos números que demuestran bien a las claras que aquellos y aquellas que nos visitaron se fueron de aquí con una sonrisa de oreja a oreja. Por las bondades de nuestro patrimonio cultural, histórico, natural y gastronómico, pero también por el trato recibido allá por donde estuvieron en esta tierra.
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Hay datos muy clarificadores acerca del crecimiento exponencial de esta ciudad como destino turístico. En 2021 fueron casi 60.000 personas las que pasaron por la Oficina Municipal de Turismo cazorleña, datos muy fiables que delatan un hecho extraordinario, dados los efectos de la pandemia en el mercado turístico mundial: durante los meses de mayo, septiembre y diciembre –que tradicionalmente no son de máxima afluencia de personas por estos lares– se experimentó un incremento de visitantes que superó los datos del 2019. Tendencia que, por supuesto y visto lo visto, se confirmará ampliamente en 2022. Pero es que ya en ese año 2019, antes de la llegada de la covid-19, Cazorla y el Parque Natural eran considerados a nivel nacional como un milagro, registrando un incremento del 11,67 por ciento en viajeros, un 15,96 por ciento en pernoctaciones y pasando la estancia media del 3,12 al 3,26.
Como antes refería, durante los primeros meses de este 2022 la tendencia no ha variado, si acaso se ha agudizado la curva ascendente. Y aún resta por llegar el BluesCazorla, tras dos años de cancelaciones, el verano, el Puente del Pilar –con el ciclo de Calle del FIT Cazorla–, el Puente de la Constitución… y el conjunto de fines de semana, que con la llegada de las buenas temperaturas son un continuo de excelentes datos para los empresarios hosteleros.
En fin, una suerte de gratas noticias para este espacio natural, que también gozó con la gran fortuna de ser considerado como 'libre de covid-19' durante lo peor de la pandemia, una vez superado el confinamiento estricto. Con lo que no podemos olvidar los buenos datos alcanzados durante los puentes festivos y el verano de 2020, mientras los destinos de sol y playa se las veían y deseaban para capear el temporal –muchos de ellos sin conseguirlo–. Y ello en buena parte gracias a las intensas campañas que desde las distintas instituciones públicas se lanzaron aquí, allá y acullá. En aras de beneficiar en lo posible a las empresas ligadas, de manera directa o indirecta, al turismo; y también, como no, a sus trabajadores y trabajadoras. Como así lo hicieron los ERTES, las ayudas directas a los trabajadores autónomos, los préstamos ICO…
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Detallo todo lo anterior para subrayar el éxito. Pero también para alertar de que también se puede morir de él si no se varían determinadas costumbres, que antes eran plausibles pero que ahora se han quedado obsoletas a todas luces. Mucho más si, como parece, el atractivo de Cazorla también subyuga al turismo extranjero. Uno de los primeros avisos se nos ha dado esta última Semana Santa. Según algunos de los empresarios y empresarias con los que he podido conversar, mucha gente se fue sin poder sentarse a una mesa a comer tranquilamente. No tanto por la escasez de ellas como de los horarios de cocina y servicio, que hay que replantear muy seriamente en determinadas fechas. Porque abrir cocina a las 12 del mediodía y cerrarla a las cuatro de la tarde en un puente festivo, con la diversidad de costumbres y necesidades de gentes llegadas desde cualquier punto de España y de fuera de nuestras fronteras, ya no es suficiente.
Además, los empresarios hosteleros deben entender que son tan solo una parte de la sociedad cazorleña. No merecedores, por supuesto, de menos atención, pero tampoco de acapararla toda ella. Me consta que son mayoría los que entienden semejante evidencia, pero durante la celebración de la pasada festividad local de San Isicio tuve la impresión de que algunos andan errados al respecto. No todo vale para defender los intereses particulares, y mucho menos la mentira. Por más que ésta goce de tanto éxito hoy día y resulte tan fácil su propagación.
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