El color especial de Sevilla (y los apellidos vascos)
Toda España va a hacer su interpretación territorial de lo que ocurraen el congreso del PP, y no solo los simpatizantes del partido
Hay tres cualidades decisivas en un político: pasión, sentido de la responsabilidad y mesura. Max Weber no lo pudo expresarlo mejor en su obra clásica, ' ... El político y el científico', y siempre estará de actualidad. Es un fondo de armario que nunca falla. Abonarse a estos atributos, o mejor, traerlos de serie «renta», como dicen los jóvenes ahora. Y si no, al tiempo.
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Por eso, contar con el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo en la nueva etapa que se inicia este fin de semana para el centro derecha y para la política española, supone un salvoconducto en tiempos de zozobra. La ejemplaridad pública, tan magistralmente analizada por el filósofo Javier Gomá, tiene esa virtualidad. Hay trayectorias que no requieren de alquimias de ningún consultor político para proyectar garantía y solvencia, claves para conquistar la confianza social.
Este fin de semana Sevilla acoge de nuevo un congreso nacional del PP. Esta tierra y esta ciudad están llamadas a simbolizar una historia de éxito en momentos clave. No es fetichismo. Es trabajo, compromiso, equipos, profesionalidad y visión. Homenajear en consecuencia al presidente Aznar 32 años después en la misma ciudad en la que fue elegido para encabezar al PP está más que justificado. Fue en aquel entonces el congreso de la refundación, sin el cual jamás se hubiera llegado al Gobierno. Pero también es más que pertinente recordar que en esta misma ciudad hace 10 años Mariano Rajoy fue reelegido por tercera vez presidente del PP y que a Sevilla llegó como presidente del Gobierno respaldado por una mayoría absoluta. El Partido Popular se centró con la libertad y se comprometió con España. Es hora de revalidar compromisos y de hacerlo, si cabe, mejor.
Los congresos y convenciones en política tienen mucho de liturgia y son muy importantes. Desde el punto de vista ontológico, por descontado; pero también por lo procedimental. De ahí que este conclave de Sevilla suponga un crisol de matices ideológicos, diversidad, reencuentros; «reseteos», que diría el responsable de organizar este congreso.
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La relevancia de la empresa que tiene por delante Feijóo es trascendental. Son tiempos de escuchar y acordar
Una de las películas más taquilleras de la historia reciente nos hizo reír a todos, cosa que a los de mi tierra nos hacía mucha falta. La combinación vascos-andaluces siempre nos ha ido de cine. Bien por intereses económicos, comerciales o afectivos, los vascos han echado raíces en Sevilla que se remontan al comercio indiano del siglo XVII. No era ni es imprescindible tener 8 apellidos vascos, que alguno tengo, para defender hasta las últimas consecuencias la libertad de todos los españoles desde el arraigo y la identidad vasca más auténtica. No entiendo mi vocación pública ni mi biografía de otra manera. Pero ni la mía ni la de todos mis compañeros del País Vasco sin excepción. Quienes han militado, representado, votado y llorado por el PP a lo largo de su historia, sus dirigentes en el pasado y en el presente, en los tiempos duros, pero socialmente reconocidos, en tiempos presentes de amnesia social y travesías del desierto, merecen salir satisfechos, reconfortados y con esperanza de este congreso.
Siempre me emocionaré y estremeceré recordando la noche que asesinaron a Alberto Jimenez Becerril y a Ascensión García. El desgarro, rabia y tristeza que tiñeron de negro el color especial de Sevilla nunca lo olvidaremos. Tenemos la obligación cívica de dignificar su memoria y no desistir en el intento, aunque los tiempos hayan cambiado y mejorado nuestrademocracia.
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Toda España va a hacer su interpretación territorial de lo que ocurra en Sevilla. Y digo bien, porque no solo los simpatizantes del PP observan con especial expectación lo que vamos a ofrecerles a partir de ahora. Necesitan saber que el cambio de las políticas en España es posible si lo consideran o cuando lo consideren necesario. No quieren que su voto se diluya en el magma de las conveniencias e intereses que representa el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos y sus socios. El malestar y descontento social que recorre todo el país no debe ser un trofeo para capitalizar desde los partidos; y menos aún el medio para desplegar una estrategia política de confrontación.
Hay que levantar la mirada, volar más alto. No podemos perder de vista que llevamos un ciclo de convulsiones que no solo están focalizadas en España (pandemia, guerra…); llevamos acumulados muchos factores que han generado, sobre todo en los países desarrollados, un malestar muy profundo cuyo elemento central y también más letal es la pérdida de la esperanza de los ciudadanos en el progreso y la consiguiente pérdida de confianza en el entramado institucional que debiera hacerlo posible. Por eso la relevancia de la empresa que tiene por delante la etapa Feijóo es trascendental. Son tiempos de escuchar y acordar. De generar nuevos consensos, de evitar el naufragio social de las clases medias, de fortalecer las empresas, rescatar las economías familiares, de hacer política influyendo y siendo de utilidad para los ciudadanos.
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El presente es incierto y preocupante. Hay que reaccionar. Estamos ante desafíos históricos y tres transiciones –digital, climática y demográfica– inexorables. Necesitamos progreso económico y creación de riqueza para financiar nuestro estado del bienestar. Ojalá ese fuera el sello y la aportación de los vascos al proyecto común y compartido.
Así que, al lío, que diría uno de nuestros más ilustres miembros. Política con prestancia y solvencia. La política no va de divertir y sorprender. Una amiga me recordaba que le dije un día que me gustan los políticos sosos. No quisiera que nadie se diera por aludido,pero sí es cierto que la seriedad, la ausencia de sobresaltos y la previsibilidad es un medio ambiente apropiado para los tiempos que corren. Quiero volver a Sevilla y disfrutarla antes de un nuevo congreso. Su exalcalde, magnífico anfitrión, sabe de la querencia que los del norte tenemos por estos lares, como lo sabe el presidente Moreno por motivos futbolísticos. Me quedo con el éxito de este cónclave y con el horizonte que se abre para el futuro del país.
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