Pues, como les decía, la televisión de programas como La Clave de José Luis Balbín (que en los cielos estás), no existe. En todos los ... sentidos. Para bien y para mal. Aquella tenía más carencias tecnológicas que se suplían con ingenio e imaginación. Quizás no estuviera tan contaminada, políticamente hablando, claro. Y tal vez, el uso manipulador de la televisión no estuviera tan…, extendido. Lo cierto es que poco a poco todo fue cambiando; politizándose, manipulándose y finalmente, tras una primera etapa que duró hasta 1985 y una segunda que fue del 90 al 93; La Clave desapareció de nuestras vidas. Como imaginarán ustedes, por mi edad, sólo he podido ver en directo algunos programas de aquella segunda etapa. Durante la primera me dedicaba única y exclusivamente a ver Mazinger Z, Comando G y la mejor serie de la vida, V. Pero gracias a youtube puedo ver los primeros programas. En blanco y negro y con un joven Balbín con cara rasurada y fumando en pipa, porque antes se dejaba fumar en todos los trabajos. Puedo volver al pasado y ver como ciertos temas siguen siendo de rabiosa actualidad. Lo triste es que todos dicen que aquél era uno de los mejores programas, que eran debates de verdad, con invitados de categoría; y es cierto. Pero entonces, ¿por qué desaparece? Porque no interesa al político de turno. Porque el debate sereno, lúcido, inteligente, es perjudicial para el ciudadano, no sea que piense y el teatro político se vaya al carajo. Tenemos la televisión que queremos y merecemos, al igual que ocurre con la política. Y no me gusta nada, todo sea dicho de paso.
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