EFE

Ciudadanos: centro, centrado, liberal

Ciudadanos ha ido cayendo, una tras otra, en todas las trampas que sus enemigos les han puesto por el camino, y no me refiero solo a los externos, sino a diversos submarinos que tenían infiltrados

Marcial Vázquez

Almería

Viernes, 30 de julio 2021, 00:39

Es de primero de escapismo político el convocar un gran congreso cuando cualquier partido recibe un gran golpe electoral. Es la manera, por así decirlo, ... de que su élite dirigente evite asumir alguna responsabilidad y busque ganar tiempo para aferrarse al sillón, que no están dispuestos a soltar pacíficamente. Por esto mismo, los grandes congresos de refundación, de renacimiento o de renovación, solo sirven para que los del poder y sus palmeros demuestren lo bien que se han hecho las cosas tras la derrota; la oposición interna se queje de que todo siga igual; y luego un tercer grupo minoritario de ingenuos genuinos que creían, realmente, que ese congreso iba a cambiar las cosas y deciden marcharse horrorizados porque todo ha seguido igual.

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En el caso de Ciudadanos, además, se convoca este congreso-burbuja no tras una derrota electoral severa, sino tras dos hecatombes inapelables –Cataluña y Madrid– y con una deriva estratégica ciertamente mareante. Como decían, cuando Albert, que Ciudadanos era solo un producto de marketing, pareciera como si en su afán de borrar todo su pasado riverista estuvieran dispuestos a darnos una lección de anti-marketing. Recordemos, por ejemplo, como en plena campaña madrileña, con los numeritos de las cartas-atentado, en Ciudadanos se dedicaban a reivindicar la figura de Chaves Nogales mientras aprovechaban todo acto para convertirse en una especie de guardianes de la virtud y la moral con sus continuas homilías sobre la bendición de ser del centro.

La realidad es que Ciudadanos ha ido cayendo, una tras otra, en todas las trampas que sus enemigos les han puesto por el camino, y no me refiero solo a los externos, sino a diversos submarinos que tenían infiltrados. No hay más que analizar el comportamiento tan humillante que tuvo gran parte del partido tras la marcha del mediocre engreído de Roldanini, que ni es brillante, ni era leal, al cual se le agradecían sus grandes servicios prestados mientras se lamentaba que alguien de su talla intelectual (sic) tuviese que abandonar Ciudadanos. Luego, pocas semanas más tarde, ya tenía su propio chiringuito paralelo mientras iba por diversos medios sanchistas explicando que su ex partido solo tendría una salida para sobrevivir, que no era otra que convertirse en la alfombrilla de baño del PSOE y asumir toda la basura ideológica sanchista. Pero siendo preocupante que despidas a un traidor con homenajes, al final solo resulta una consecuencia lógica de algo mucho más grave para la supervivencia del partido: el haber asumido el relato de la izquierda de que Rivera tuvo la culpa de que Pedro Supersánchez tuviese que pactar con Pablo Iglesias, porque Albert no quiso aceptar un gobierno 'centrista y moderao'. Aquí es donde empieza el declive de Ciudadanos y este sigue siendo el motivo de que no sepan cómo salvar y recuperar el partido. La deriva es tan sangrante que hasta una inutilidad política y comunicativa como Pablo Casado ha sido capaz de volcar a su favor la relación de Cs con el PP en diversos lugares del país.

Todo lo sucedido tras el resultado bochornoso en Cataluña y la desaparición en la Asamblea de Madrid es un ejemplo escandaloso de una absoluta falta de responsabilidad política y una progresiva intoxicación interna que ha envilecido a muchas buenas personas y políticos de Ciudadanos en ese pozo putrefacto antidemocrático llamado patriotismo de partido. Que ahora Inés o Edmundo piensen que llamándose liberales o apelando al centro centrista liberal con la bendición de Pedro J. van a conseguir que los españoles vuelvan a votar a Ciudadanos, es una idiotez tan evidente que por supuesto ni ellos mismos lo creen.

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No diré que tengo la receta para recuperar a Cs como un partido necesario e imprescindible para nuestra democracia, pero es más que evidente que aquellos que han liderado el desastre no pueden ni deben liderar la solución.

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