Casado Cansado

Hace algunos meses escribí la fórmula central de la maldición que acompaña a Cansado: siendo mejor absolutamente cualquier cosa antes que Largo Sánchez, el candidato del PP es incapaz de destacar como alternativa al sanchismo de Estado y ni siquiera ocupar el liderazgo político y mediática de la derecha; solo los coletazos católicos-totalitarios de Vox impiden que Abascal pueda creer, realmente, en la posibilidad de acercarse en escaños al Partido Popular, cuando la misión de aglutinar todo el voto anti sanchismo-podemita es la única tarea que debería de ocupar y preocupar en Génova 13. Ahora que lo nombro, imagino que Teodoro seguirá haciendo el casting inmobiliario para ver a dónde va a mudarse el consejo de ministros cansado en la sombra, después de que anunciasen como una medida estrella y estrellada la mudanza del PP de su actual sede. Otra muestra más de que Tarradellas pertenecía, definitivamente, a otro mundo político mejor.

Pero Cansado también dejó claro con la guillotina implacable a Cayetana que no solamente su liderazgo es un liderazgo inexistente y lleno de complejos, propio de un mediocre como él, sino que únicamente aspira a ser alternancia por obra y gracia de la inercia histórica, sin tener que trabajarse la alternativa previa, porque hacer política seria y dar la batalla en eso que llaman «guerra cultural» es algo que trasciende el espíritu de alguien incapacitado para convencer como paso previo al vencer democrático. Al final, en este sentido, Pablo Casado va a hacer bueno a Rajoy, hasta ahora el mayor desastre que ha dado la derecha española: al menos Mariano se dedicaba a hacerse el muerto y flotar en el océano electoral, hasta que las corrientes de la crisis del 2008 lo desembocaron en Moncloa; Cansado es peor: presenta una hiperactividad caótica sin demasiado sentido de la oportunidad y con absoluta ausencia del ridículo.

Cuando los españoles nos enfrentamos a una escalada diaria de máximos en el precio de la luz, de los carburantes y amenazas veladas en los mamporreros mediáticos de la izquierda de que habrá que poner peajes o impuestos nuevos para asfaltar las carreteras, está todo el PP apretándose la soga al cuello con la idiotez de la ley de pandemias. ¿Qué va a hacer Casado y sus ministros para bajar el precio de la luz y del combustible que afecta a tantísimas familias españolas? Nadie lo sabe, porque solo se empeña en hablarnos de su ley de pandemias. Esto, mientras en la mayoría de países de Europa se encaminan a una vuelta integral a la 'normalidad' pre virus y todos los indicadores sanitarios en España presentan una clarísima mejoría y sostenibilidad.

Hay quien asegura que Pedro Tramp convocará elecciones en 2022. Cansado está contento porque en algunas encuestas aparece por delante del PSOE, sin entender el poco valor actual de la demoscopia y que el partido socialista no necesita, necesariamente, ganar unas elecciones, sino solo sumar escaños. No sé si Casado llegará a ser presidente del gobierno, pero tengo muy claro que está muy lejos de ser el presidente que este país necesita para curarse de tantos años de coronasanchismo porque, como dijo el Emérito de Arias Navarro, es un desastre sin paliativos.