Carvalho cumple 50 años
El famoso detective creado por Manuel Vázquez Montalbán cumple su primer medio siglo de vida y la editorial Planeta ha lanzado una edición conmemorativa de su primera novela: 'Yo maté a Kennedy
Pepe Carvalho nació en 1972 en el seno de una novela anómala, 'Yo maté a Kennedy' (Planeta), perteneciente a una primera etapa en la obra ... de Manuel Vázquez Montalbán que él mismo colocó bajo la etiqueta políticamente insolente de 'Literatura subnormal'. En este período radical, experimental y respondón predomina la mescolanza, el mestizaje, la hibridación, el pastiche, el chirrido, el absurdo, el exabrupto; en su 'Manifiesto subnormal' (1970), Vázquez Montalbán reconocía sentirse obligado a escribir «como si fuera un idiota» para contrarrestar la grotesca circunstancia de vivir en una dictadura antediluviana en pleno siglo XX. Su Pepe Carvalho es un auténtico 'collage' humano; a saber, gallego de nacimiento, habría sido miembro del Partido Comunista de España y represaliado por el franquismo antes de entrar en la nómina de la CIA. Como agente del Imperio habría actuado por todo el orbe –Bolivia, Siria, Kenia– para acabar como guardaespaldas de Jacqueline Kennedy, esposa de su señor esposo, John Fitzgerald Kennedy, a quien el novelista observa con el ceño fruncido a través del ceño fruncido de su criatura. A partir de su segunda novela, Carvalho ejercerá de detective privado en una Barcelona exultante de vida desde los estertores del franquismo hasta los estertores del siglo, pero eso será un poco más tarde.
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Existe una antigua polémica bizantina sobre si 'Yo maté a Kennedy' debiera incluirse o no en el ciclo Carvalho, dadas las diferencias de fondo y forma entre esta y las obras posteriores, si bien por esta regla de tres una astracanada como 'Sabotaje olímpico' (1993) tampoco debería contarse entre ellas.
A pesar de contener poderosos elementos de 'thriller' en su recta final, 'Yo maté a Kennedy' no es una novela negra; sin embargo, algunos episodios de la misma reaparecerán más tarde en el ciclo, como el misterioso matrimonio de Carvalho con la misteriosa Muriel, con quien tuvo una hija, cuyo nombre resuena como un eco a lo largo de la serie y se oye todavía en la última entrega, 'Milenio Carvalho' (2004); el empeño de cerrar así el círculo abierto en 1972 es evidente. Además, Vázquez Montalbán jamás renegó de ella; para él, allí empezó todo. La cosa podría plantearse de la siguiente manera: quien se acerque por primera vez a Carvalho debería hacerlo a través de otros títulos –'La soledad del manager' (1977), 'Los mares del Sur' (1979) o 'Los pájaros de Bangkok' (1983)–, pero quien quiera conocerlo a fondo debe darle una oportunidad a 'Yo maté a Kennedy'. Aun fuera de su hábitat, Carvalho se mueve entre líneas de manera extremadamente familiar. Ya es ese animal herido, descreído y sentimental que todos conocemos.
En 'Yo maté a Kennedy' no hay una historia definida (no debía haberla) sino una madeja desmadejada cuyos hilos apuntan en múltiples direcciones. En el prólogo de la edición conmemorativa, Miqui Otero usa un símil distinto: «Esta novela es […] la pastilla Avecrem (concentrada, procesada, pop pero muy nuestra) del caldo que el gourmet nos servirá durante el resto de la saga». Nos encontramos con cuestiones esenciales sobre las que el autor retornará reiteradamente –«Ser español es un problema», masculla Carvalho en voz alta– entre una avalancha de digresiones, apuntes y apartes, directas e indirectas, sencillamente abrumador. Vázquez Montalbán corre en zigzag para ponérselo difícil a los francotiradores de la censura. El escenario principal de la acción, el Palacio de las Siete Galaxias –una mansión suspendida sobre el cielo de Washington D. C., el hogar del clan Kennedy y sus acólitos–, deviene una astuta cortina de humo: «Todo cuanto sigue debería tomarse a guasa», debieron de pensar los lectores de entonces; ignoraban que Manuel Vázquez Montalbán siempre escribía en serio.
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