Carteros

Pero, con independencia de la opinión que cada uno tenga sobre los carteros, pocos serán los que no valoren su trabajo. También es verdad que las cosas han cambiado mucho en los últimos tiempos para estos servidores públicos. La expansión de las nuevas tecnologías, con la inmediatez que aportan a las comunicaciones, ha reducido a mínimos la correspondencia. En estos momentos, no le llegan a uno más cartas que las del banco, los recibos de la luz o del teléfono. Bueno, no he querido mencionar ni las multas ni las notificaciones de Hacienda, porque no quiero perder el buen humor. Incluso en las instituciones encargadas de emitirlas se está promoviendo la desaparición de los envíos postales, que quieren sustituir por procedimientos electrónicos. Y, detrás, está –¡cómo no!– la alusión al cambio climático.

Pero, volviendo a los carteros, el otro día publicaba Marcos Tárraga en este diario unos datos que vuelven a reivindicar la gran función que este grupo de trabajadores está ejerciendo en la sociedad. Y precisamente destacaba un sector de la misma que muchas veces no es tenida tan en cuenta como se merece. Se refería él a la población que vive en los pueblos. Y es que, en los siete primeros meses del año, estos profesionales han realizado más de siete mil ochocientas operaciones en la provincia de Almería.

La imagen que yo tengo de lo que eran los pueblos se remonta a mi juventud y ya sé que las cosas han cambiado mucho. Especialmente en las vías de comunicación, porque no imagino yo a estos hombres y mujeres practicando senderismo puro y duro para cumplir con sus deberes. Así y todo, no descarto algún caso en el que acercar un documento suponga un verdadero esfuerzo físico, dada la lejanía del destinatario.

De la información suministrada por Marcos, yo destacaría la inteligente modernización de los sistemas, con la posibilidad de ofrecer a los usuarios, por ejemplo, el pago con tarjeta. Pero hay más. Porque ya es posible, mediante la utilización de los dispositivos informáticos portátiles (PDA), que los usuarios tengan acceso a operaciones antes solo posibles en los edificios de Correo fijos, siempre que estuvieran informatizados. Aparte de otros servicios, como 'Correos frío', o 'Correos Telecom', de los que yo no he tenido hasta ahora la oportunidad de servirme.

Tengo que añadir que coincido en todo con el autor de la noticia en la valoración que hace del actual servicio de Correos en las zonas rurales: «Que estos hombres y mujeres adquieren protagonismo como figuras facilitadoras de la vida en los pueblos, donde son de vital importancia, sobre todo para los más pequeños y menos comunicados».

Ante la creciente despoblación de las zonas rurales, los carteros representan todavía, tal vez, la única imagen de la Administración. Buena imagen, por cierto.