El fruto de la empanada

Cantando bajo los Presupuestos

antonio mesamadero

Martes, 25 de octubre 2022, 01:18

Una mañana tranquila en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (nuestro antiguo y querido Fomento). En su despacho, la ministra Raquel Sánchez da ... un salto de su sillón como Chiquito de la Calzada y se dirige al perchero con un «No puedo, no puedo», lo abraza y se arranca a bailar con él, meciéndolo de derecha a izquierda con la misma soltura que Fred Astaire con Ginger Rogers.

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La ministra está contenta porque ha aprobado los presupuestos del Gobierno para el 2023, unos presupuestos donde esta vez no ha habido un ajuste de cuentas con Granada. Son unos números claros con tendencia al alza en inversiones, lo cual se agradece después de ser durante años los reyes de las no inversiones, con cierta tendencia a la baja. Los granadinos hemos demostrado sobre el papel de los Presupuestos Generales del Estado que hay algo más infinito que el universo: nuestra paciencia.

Toda cuenta clara tiene su chocolate espeso, y también su churro: Estos presupuestos solo incluyen un 1% del Coste del Corredor del Mediterráneo en Granada. Una vez más, nos quedamos descolgados. El Corredor es fundamental para el desarrollo turístico, industrial y portuario de Granada. Tenemos una ciudad formidable para su expansión, y si no estamos más arriba es porque se gestionan mal nuestras posibilidades. ¿Qué es el desarrollo de una ciudad sino el desarrollo de sus potencialidades?

Cae la noche, el Ministerio de Transportes cierra sus puertas hasta mañana, momento en el que se abrirán de nuevo para atender a las distintas corporaciones municipales pedigüeñas llegadas en peregrinación de toda España para pedir lo suyo. Bienvenidos al Lourdes de la obra pública.

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Un taxi espera a la ministra Raquel Sánchez. Esta lo despide y sale corriendo detrás de un autobús. Así se ahorra el dinero del taxi. El conductor del autobús ve a la ministra en el retrovisor y abre las puertas, pero Raquel lo adelanta corriendo, ahorrándose también el dinero del bus. Vivimos tiempos de austeridad presupuestaria.

Cae más la noche, la ministra llega con la lengua fuera a la puerta de su domicilio. Comienza a llover, pero en lugar de refugiarse en el portal de su casa, Raquel abre su paraguas y comienza a cantar bajo la lluvia. Su entusiasmo se dispara y le da por chapotear en los charcos dando saltos como una rana. Es lo que tiene ahorrarse el dinero de un viaje en taxi, de otro en autobús, y un puñado de millones del Corredor del Mediterráneo a su paso por Granada.

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